EL 11 de Mayo
de 1974, fue asesinado el Padre Carlos Mugica, un sacerdote que había optado
trabajar en los barrios vulnerables, los más pobres. Como es costumbre en los
sectores dominantes de la sociedad, ese compromiso molesta.
Se había
ordenado en 1959, y sus inicios lo hizo en la Provincia de Santa Fe. A pesar de
tener origen en una familia de buen pasar, optó por acercarse a trabajar con
los pobres y desposeídos del país.
Mas tarde,
adhirió al Movimiento de Sacerdotes por el Tercer Mundo. El 17 de noviembre de
1972, Mugica fue parte de la comitiva que acompañó a Juan Domingo Perón, en su
vuelo charter de regreso a la Argentina, tras pasar 17 años en el exilio. Una
vez en el gobierno, el Ministro de Bienestar Social, no lo trató bien, sino que
lo hizo blanco de sus ataques políticos.
Ese 11 de
Mayo de 1974, Mugica, dio misa en Villa Luro, barrio de la ciudad de Buenos
Aires. Y regresaron con su amigo Ricardo Capelli, en su auto Renault 4.
Entonces, un grupo de hombres, pertenecientes a la Triple A (según se supo
después), lo atacaron a balazos. Mugica murió en el Hospital, luego de haber recibido
catorce de esos balazos. Capelli sobrevivió y años más tarde reconoció a
Almirón (custodia de López Rega), como uno de los asesinos.
Padre Mugica, y Julio Cortázar
Hoy, el
Presidente de la Nación Alberto Fernández, recordó al Padre Mugica, a través de
su cuenta de Twitter: “Hoy se cumplen 46
años del asesinato del Padre Mugica, un hombre que dedicó su vida a los más
pobres y que siempre me acompaña con su ejemplo. Su recuerdo debe convocarnos a
construir un país más solidario, donde ningún argentino, sea abandonado a su
suerte. Nadie se salva solo.”
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