“ Respeten a los ancianos. El burlarlos no es hazaña …” (1) En instancias tan difíciles para la humanidad toda, sorprende uno de los efectos colaterales de la situación de Pandemia en que nos encontramos. Puntualmente resulta el caso de las miles de víctimas registradas en ámbito de los llamados “GERIATRICOS”, en diversas partes del mundo, incluyendo a los casos registrados en la Argentina. Por y con el propósito de un llamado a la reflexión es que inicie esta columna con la cita del fragmento de Martin Fierro. En las sociedades antiguas, alcanzar edades avanzadas significaba un privilegio, una hazaña que no podía lograrse sin la ayuda de los dioses, por tanto, la longevidad equivalía a una recompensa divina dispensada a los justos. Los mayores (ancianos) eran una suerte de depositarios del saber. Representaban la fuente del conocimiento de la comunidad. En resumen representaban la sabiduría. No es de extrañar que los brujos y chamanes fuesen