I) Ni bien el Flaco Mario salía con el jeep a hacer las reparaciones, conseguía varios acompañantes. Siempre estaba entre ellos el Ñato, hermano de Margarita, que según algunos comentarios noviaba desde hacía poco con Mario. El Ñato no quería hablar ni oir hablar del tema. Ya se había trompeado con dos o tres para que nadie hable de su hermana y de su amigo… ¡Cómo su hermana iba a andar con el Flaco, si ella tenía 14 años y él 24! No, el Flaco no haría una cosa así. Si bien su pasado no le ayudaba, ya que su madre lo abandonó a meses de nacer y su padre se dedicó al alcohol y se alejó del trabajo para siempre, él había encaminado su vida sin rencor, quizás también con poca alegría, de ahí su semblante taciturno, de pocas palabras y seriote. Pero en el fondo era un hombre de gran valor, buen amigo, buen compañero de trabajo y ¡cómo no! Buen deportista: jugaba de 5 en el equipo de fútbol “los 11 de fragata”. Aquel día de verano el Ñato trabajaba en ”cueros”. El calor