Paraguay, hasta 1865, no tenía deuda externa, era un pequeño país pujante, instaló astilleros, ferrocarriles, fábricas. No era un buen ejemplo, para el resto de América latina, según la mirada liberal. El desarrollo nacional de un país, no es bien visto, por las burguesías dominantes, globales. Hoy, siglo XXI, sucedió algo similar con la Bolivia de Evo Morales. El neoliberalismo no aprueba el desarrollo independiente de ningún país emergente. Si sucede, lo castigan con deuda externa. El Paraguay de Carlos Antonio López, pretendió desarrollarse. Construyó acerías y fundiciones, líneas telegráficas, y, el ferrocarril Asunción-Trinidad. El Estado fue central. No había terratenientes, ni desocupación. Impulsaba la educación pública y gratuita. Sarmiento y Mitre, aliados de Gran Bretaña, por un lado, y, la monarquía de Brasil (con dos millones de esclavos y alta desocupación), por otro, arremetieron contra el Paraguay de Carlos López y su hijo Francisco Solano López. Previamente, hu