Se cumplen hoy 150 años de la muerte de Felipe Varela, figura política de los años de construcción de la Argentina. Segunda mitad del siglo XIX. Varela, representó intereses populares, bien denominado caudillo, en el sentido de liderazgo de aquellos intereses de las mayorías.
Felipe Varela fue una figura importante de la lucha política y militar de aquellos años, con representatividad popular, y, expresada en su conducta. Varela fue vilipendiado por la historia liberal, que dominó la historiografía argentina desde los años 50´y 60´, en adelante, además del dominio del país, por cierto.
Proyectos de país
Las
revoluciones independentistas de Latinoamérica, que se iniciaron el 25 de Mayo
de 1810, tomaron básicamente dos caminos (Galasso, 1975): uno, el de San Martín
y Bolívar, que liberaban pueblos para crear una conexión de crecimiento
integral de los países, que tienen en común historia, idioma, cultura. Era el
modelo de crecimiento hacia adentro, con la patria grande y desarrollo de sus
fuerzas productivas.
El
otro camino, era el de las clases burguesas de los puertos –Montevideo, Buenos
Aires, Caracas-, que buscaban sólo vincularse a Europa, con crecimiento hacia
afuera, y dando la espalda al interior de América Latina, lo que llevaría a
convertirse en pequeñas semicolonias de economías monoproductoras. Era el
camino de la fragmentación, la dependencia y el atraso nacional y
enriquecimiento de las élites portuarias.
Para
estos últimos -la clase burguesa, comerciantes porteños-, el Plan de Operaciones, de Moreno, no era
conveniente. Sólo les interesó el comercio con Inglaterra, y el usufructo de la
renta aduanera. Cornelio Saavedra, y Bernardino Rivadavia, fueron las primeras figuras
representantes de estos intereses mezquinos y anti federal.
El
proyecto unitario, y sus miembros burgueses, comerciantes de Buenos Aires, se
hicieron dueño del puerto (Puerto Madero del siglo XXI, es una verdad física
simbólica de la historia argentina), y comerciaron en forma intensa con Europa.
Se trató de la política de B. Rivadavia, que luego constituiría la base del
mitrismo, algunas décadas después. Los principios de esa política (Galasso,
1975), fueron: 1) librecambio; 2) fuerte vínculo con el capital europeo; 3)
control de la Aduana por parte de la burguesía comercial; 4) cierre de los ríos
interiores; y, 5) organización unitaria del país. Esta apropiación del país,
por parte de los comerciantes porteños, provocó las rebeldías gauchas, el
federalismo, los caudillos. Allí ubicamos a Felipe Varela, en la lucha
permanente por construir un país justo, federal, de desarrollo integral.
Caudillo
Felipe
Varela era de familia en buena posición social de Catamarca. Fue teniente del
Chacho Peñaloza, y luego edecán de J. J. de Urquiza. De sombrero rural ancho,
sus hombres llevaban una divisa que decía: “defensores de la unión americana”. Las
agresiones de los europeos a México, Chile y Perú (Ortega Peña-Duhalde, 1974),
así como “la triple infamia” contra Paraguay, construyeron la conciencia de
Varela sobre la dimensión americana, su unión, y su lucha contra agresores
externos e internos.
Final en el destierro
Mientras
Solano López era desangrado en junio de 1970, con el fuego del mitrismo, Brasil
y Uruguay, Felipe Varela moría en el destierro, solo, en la miseria, con apenas
48 años de edad (Ramos, 1970), vilipendiado por los vendepatrias de siempre,
burguesías del puerto, y la complicidad de las élites provinciales.
La
historiografía mitrista lo omitió a Varela, se llamaron a silencio después de
su muerte, ni siquiera lo demonizaron como a Rosas. Cuando ya no era posible
seguir ignorándolo, los historiadores liberales, lo llamaron “infame bandolero”,
“Atila insaciable”, y otras denominaciones burdas, como suele hacer el
liberalismo de todos los tiempos.
El
mitrismo, fue la base de los atropellos contra la figura de Varela, la cual se
visibilizó en su verdadera dimensión, cuando B. Mitre, junto al imperio
brasileño y la elite uruguaya, masacró al pueblo paraguayo. Además, Varela tuvo
la singularidad de sostener una mirada crítica contra la política porteña, focalizada
en Rivadavia ó Mitre, pero también alcanzó a J. M. de Rosas. Varela fue
consecuente contra el porteñismo ó unitarismo.
Por
esa singularidad de incluir a Rosas en su crítica, los historiadores
revisionistas, también se sumaron a denostar al caudillo, como Juan Pablo
Oliver, Vicente Sierra, y el propio José María Rosa, quien lo elogió pero publicó
mutilado su “Proclama de 1866”, para ocultar los elogios que hizo Felipe Varela
de Caseros, y a Urquiza. Varela divide a la historiografía.
La
participación de Felipe Varela en un proyecto de país, que formara parte de un
proyecto latinoamericano, unión americana,
finalmente, fue derrotado por los proyectos oligárquicos, balcanizadores,
elitista y colonial. Es la América Latina de hoy.
Referencias bibliográficas
Galasso, Norberto. (1975). Felipe Varela. Un caudillo latinoamericano.
Buenos Aires. Ed del noroeste.
Ramos, Jorge Abelardo. (1970). Revolución y contrarrevolución en la
Argentina. Tomo 1. Buenos Aires. Ed. Plus Ultra.
Ortega Peña, Rodolfo, y, Duhalde,
Eduardo Luis. (1974). El manifiesto de
Felipe Varela y la cuestión nacional. Buenos Aires. EUDEBA.
CULTURA y REGIÓN, Formosa, 4 de Junio de
2020.
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