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UNA PROPUESTA POLÍTICA PARA SUPERAR LA PANDEMIA, Y AVANZAR EN LA TRANSFORMACIÓN NACIONAL, QUE CONDUCE NUESTRO PRESIDENTE, ALBERTO FERNÁNDEZ


Por las difíciles circunstancias que atraviesa nuestro país ante la problemática de la pandemia, entendemos que no existe riesgo cero y acompañamos el esfuerzo del Estado y nuestro Presidente Alberto Fernández, que conduce la reconstrucción. Lo hacemos para resolver la contingencia y pensar las acciones de construcción del nuevo mapa nacional, que determinará como nos situamos en la Patria, en la región (La Patria Grande), el continente y el mundo. La pandemia ha profundizado las diferencias sociales y la exclusión, que aparecen en el estallido de la pobreza y el alza del precio de los alimentos y los servicios.
Si la política es política internacional, vamos a situarnos para emprender la reconstrucción nacional, en conocimiento de lo que sucede en el mundo donde países como Alemania, Canadá, incluso Francia y otros, van a optar por nacionalizaciones de empresas públicas o aquellas consideradas estratégicas para rehacer los estados nacionales. Sabemos que el riesgo allí, consiste en que se intente licuar deudas corporativas para hacerlas públicas, y luego devolver empresas sanas. La dictadura, Martínez de Hoz y Cavallo, son ejemplos de ello. Por eso, abogamos por la nacionalización de empresas de energía y de servicios.
El horizonte neoliberal de la globalización nihilista, los tenedores de bonos argentinos, intentan nuevas estructuras para sostener la injusticia en el capitalismo. Queremos un mundo, que como lo sugiere el Papa Francisco, va a acercar a los pueblos y sus países, hacia una mayor hermandad, un humanismo sin usura ni negación de la libertad comunitaria.
Los nuevos actores, en particular Rusia, China, el quiebre de los Estados Unidos como imperio, países europeos y reinos asiáticos, dejan ver que Argentina puede ponerse en pie en el orden que emerge. Allí es posible instalar nuestro camino de unidad y proyección.
La unidad histórica del pueblo, es la que acompañó a Cristina Fernández de Kirchner cuando planteó que, esa unidad, nos traía la esperanza de que nuestro Presidente sea Alberto Fernández como vía hacia la transformación. El cumplimiento de las normas que plantea el gobierno, tiene una respuesta heroica en el pueblo. Esa unidad es respuesta y objetivo irrenunciable, que habrá de cambiar las condiciones jurídicas sobre las que se sostiene el poder.
El artículo 14 bis de la Constitución, habilita por ejemplo, la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas. A su vez, los más poderosos socios del despojo macrista, aportarán de sus dudosas ganancias a la reconstrucción con el impuesto a su riqueza. Lo exigió San Martín para la campaña de Los Andes y lo reiteró Carlos Pellegrini en la crisis de la deuda en 1890.

La vida en primer plano
Hoy nos afecta  la desigualdad, y el gobierno tiene que atender las necesidades de los más vulnerables erradicando la mirada economicista. Alberto nos plantea en ese rumbo, que vamos a organizar la economía alrededor de la vida, no al revés. A pesar de la pandemia entonces, vamos a construir un mundo mejor a pesar de sus consecuencias y de las desigualdades que produce.
El gobierno salió a atenuar con decisión las consecuencias de la timba financiera global, la caída del salario real, lo que dejó el ajuste fiscal, la fuga de capitales incluidos los que aportó el FMI. Se trata ahora, de definir “lo que vendrá” y sus actores al acabar la pandemia. Habrá entonces que recuperar el empleo, la producción nacional, la educación, la cultura, la salud, el perfil científico y el sistema jubilatorio. Se administrará el comercio exterior poniendo en regla las divisas que produce la pampa húmeda, no sus personeros corporativos que fugan por el contrabando, para regular el sistema financiero y aplicar lo que hoy se despoja a relanzar la producción. Entonces, será posible resguardar el empleo, mejorar la distribución del ingreso, proteger la economía nacional, desendeudar, y como dijo Néstor el 25 de Mayo de 2003 “pensar en la obra pública como motor de la economía con profunda inclusión social”. Para ello, vamos a definir la profundización de un Estado presente que asume su responsabilidad ante la comunidad, y el rol de actores como el movimiento obrero, partidos políticos, organizaciones sociales, organizaciones libres del pueblo y otros. Esa es la dura y esperanzadora tarea que tenemos por delante.
En cuanto al salario hay dos cuestiones centrales: una es que debe ser comprendido como impulsor del consumo, la industria y sostenedor de la educación, la salud, la vivienda y en proyección la ciencia, la tecnología. Por lo tanto, debe encararse su valor para que sea la fuente económica de la recuperación. La otra es que su negociación tiene como actores principales a los sindicatos como históricamente sucede desde 1945. Es el movimiento obrero organizado quien define por los trabajadores, en su negociación con el Estado y las empresas, condiciones y variables.
No es posible atender a la engañosa tentación de un status quo que haga un reparto amigable, que puede continuar beneficiando exponencialmente a las clases dominantes, luego de abandonar una vez más, los intereses populares, la particularidad de las clases medias y bajas, y las empresas nacionales. Contamos con historia, calidad humana, pasado político y social, con los cuales elaboramos los rasgos de lo que seremos. Una tarea esencial es la de acabar con ciertos mecanismos de consolidación y reproducción de relaciones de Poder, el sistema de precios, producto de la economía concentrada que pone el poder en pocas manos.
Para nosotros, el poder circula y se construye con la sociedad y en el pueblo. Sobre su manipulación se estableció la dictadura del poder financiero que se creó en 1976 y diseñó Martínez de Hoz. Su ley de Entidades Financieras debe ser abolida para siempre. El poder a erradicar, es la trama cultural política de la oligarquía corporativa mercantil usuraria y cortesana, que arrastra lo colonial en la estructura del Estado. Nació con la generación de 1880 (que creó la oligarquía que aún representan los Blanco Villegas, los Sáenz Valiente, los Álzaga Unzué, que resurgen en negociados recientes), la de 1930 conservadora y amiga del contubernio, las generaciones de funcionarios de la cortesanía de Estado, propietarios de inmuebles, mafia usuraria permanente, y otros. Esto sin olvidar a la Sociedad Rural y su entorno corporativo, los formadores de precios, las energéticas, los bancos privados, las financieras que aún hoy someten a la usura a trabajadores, pobres y jubilados. Esa argamasa retrógrada, no puede sobrevivir en un proyecto superador, que recupere la justicia social y la soberanía política. Alentamos una decisión política que de vuelta la historia.
Hay un capítulo singular: la Capital Federal (CABA). Su separación del país real y su distancia del mismo se ampara en el desinterés de los gobiernos macristas por los más necesitados, los asentamientos (villas miseria), la represión a los pobres, la usura inmobiliaria, los negociados de sobreprecios y la existencia de una superestructura mercantil financiera que sostiene parte del festín de la fuga. Ese renglón debe superarse para unir el destino de la Ciudad a la del País. Rodríguez Larreta tiene, como todo Gobernador, un rol en la pandemia, no más allá. Las diferencias sociales, la responsabilidad del macrismo en el desprecio a los vecinos más vulnerables, la destrucción de la escuela pública, la salud, la historia edilicia de la ciudad, deben terminar para siempre. Y la histórica capital, debe unir su destino a la de nuestras provincias que sufren carencias y cuyos habitantes, son puntales en apoyar a nuestro Presidente. Esas provincias, tienen un papel fundamental en el rediseño de un país con más igualdad, federalismo y participación. No podemos sostener la estructura de 1810, cuando el Potosí daba a Buenos Aires alrededor de un 57 por ciento de sus recursos.

El camino de la transformación
La deuda externa se impone como marco del vínculo del país con el mundo. Hay que recordar que el gobierno de Macri, no anunció el default, lo produjo. Tal cual lo señaló el Presidente Fernández. Primero, cuando dejó fugar casi 100 mil millones de dólares. Segundo, cuando fue al FMI a pedir ayuda para el país y la usó para sus intereses y amigos. Tercero, cuando recibió 30 mil millones y los fugó en el festín personal con sus secuaces. Por eso comprendemos al único Gobernador, el Gobernador de la Provincia de San Luis, que sostiene que el default está. Fue el mismo gobernador que no firmó el pacto fiscal del macrismo y en paralelo adelantó “hay 2019”. Tiene el mismo espíritu de gobernadores que hoy cuidan y atienden las demandas más urgentes. Por eso, cada medida que tome el gobierno, no debe estar supeditada a la deuda sino al proyecto del país que aprueba la unidad de nuestro pueblo. De ahí que el default no es él problema porque ya está, la cuestión pasa por remarcar quienes son los actores de la recuperación y la transformación nacional en el marco de la unidad regional y continental. La deuda además, debe ser investigada para establecer responsabilidades y exigir la acción de la justicia. Lo que se plantea se inscribe en los términos de la Comunidad Organizada, de la que surge el concepto de libertad comunitaria (que se opone a la individualidad de mercado), que hace a la participación activa de la comunidad en general, las Organizaciones Libres del Pueblo, el Movimiento Obrero Organizado, los movimientos sociales, las Pymes, las empresas nacionales y las que se quieran sumar a la recuperación productiva. Tenemos que producir, educar, dar respuestas en salud, ciencia, vivienda, cultura y lograr la soberanía alimentaria. En este último punto, en la lucha contra el hambre, hay que garantizar la soberanía alimentaria dando lugar a los pequeños productores, cooperativas y organizaciones sociales sin titubear. Hay que nacionalizar la energía e intervenir muy activamente en telefonía, transmisión de datos y conectividad para establecer una base de servicio igualitario e inclusivo. Ejercer un fuerte control financiero, que acabe con la usura y la fuga de capitales. Es imperioso ampliar la Corte Suprema de Justicia de la Nación y con ello democratizarla, permitiendo así que la Nación retome firmemente el camino del Estado de Derecho y el imperio de la ley.
La cuarentena que encaró con decisión el Presidente Alberto Fernández, es el marco en el que vamos a alcanzar las condiciones para realizar estas metas. Repudiamos entonces a los que buscan quebrar voluntad del Presidente y la del pueblo argentino, principal sostén de la unidad y de nuestro proyecto político. Y ese proyecto toma del presente peronista que responde a la historia iniciada el 17 de octubre de 1945, los valores que asientan nuestro camino común. El que va a terminar con el país saqueado donde el 30 por ciento de los trabajadores están en negro, y casi el 40 por ciento vive en la pobreza.
Queremos alentar la esperanza y precisar el valor de la mujer y su lucha, el valor de los niños y las familias que hoy esperan en riguroso cumplimiento de la cuarentena, con la esperanza viva en sus actos, en sus abrazos postergados y su convicción de unidad. La que planteó Cristina Fernández de Kirchner al anunciar la fórmula presidencial y que obtuvo una respuesta histórica. La unidad exige conducción, el arte de definir los actos, de compartirlos y realizarlos. Y hoy contamos con ello.
Vivimos una crisis civilizatoria, se acentúa el reclamo universal ante el cambio climático, el calentamiento global y la desertificación. La Madre Tierra que nos contiene sufre el despojo que es la moneda común de las corporaciones que niegan la vida. El peronismo produjo con el aporte de Intelectuales, la revelación según la cual, “América confirma el Universo”. 
El Papa Francisco lo ha reafirmado con su actitud y su pensamiento. Jusamente, su voz desde El Vaticano se levantó una vez más en estos días, apoyando la posición Argentina ante la deuda. Eso nos identifica, nos diferencia y nos hace visibles en la unidad profunda de argentinas y argentinos ante la hora histórica en la que decidimos, de norte a sur, de este a oeste, que es allí donde nos encontramos para hacer el presente y definir pautas del futuro. Qué es lo que en este documento reafirmamos con convicción y esperanza.
Es desde ese lugar que nos identifica, una conciencia americana, mestiza, morena, criolla, profunda, que nos viene dado desde los pueblos originarios a los inmigrantes en esa transculturización, que fue creando la conciencia nacional, es que nos permitimos plantear la necesidad de que las respuestas coyunturales, tengan marco estratégico desde la Comunidad Organizada, como saldo acumulativo del esfuerzo del conjunto del pueblo argentino en esta Pandemia. Es que esa forma organizativa es la que nos permitirá avanzar en los desafíos del mañana, como la Nueva Constitución, la reconstrucción del UNASUR, la Argentina Bicontinental y otras cuestiones, que nos den la Soberanía Nacional indispensable para construir los próximos 70 años del Modelo Social y Productivo Solidario de una Argentina más Justa, más Libre y un pueblo feliz en una Patria Grande.
No cabe duda que esta historia se construye en la dinámica de la pandemia. Y así como aprendemos del gesto del Presidente Alberto Fernández, de “salir al toro”, sabemos que es posible crear una nueva masa crítica que opere un trasvasamiento generacional en la tarea de poner al país de pie en el nuevo mapa mundial. Ese es el desafío en el que proponemos ahondar nuestra responsabilidad en el proyecto político que se inició hace poco menos de cinco meses. En este documento lo reafirmamos con convicción y esperanza.

“Frente a la feroz Pandemia: Cuarentena.
 Frente al ataque liberal: un Estado más Fuerte e Inclusivo
 Frente al Futuro: Comunidad Organizada, Proyecto Nacional, más Peronismo”

                                         Firma: PRIMERO LA PATRIA

                                Ciudad Autónoma de Buenos Aires 19 de Mayo 2020


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