La Vocación y la convicción supera a la limitación.
La Educación es una cuestión de estado y de responsabilidad docente
Desde que comenzó la
cuarentena, a partir de la segunda quincena de marzo del año en curso, mas
puntualmente el 19 de dicho mes, cuando la cantidad de personas infectadas
detectadas hasta entonces, ascendía a poco más del centenar en todo el país,
marco en el cual el Poder Ejecutivo Nacional, dictó el DNU estableciendo
medidas de Emergencia sanitarias, con el objeto de controlar y frenar en lo
posible, todo avance del virus conocido como “CORONAVIRUS”. La decisión implicó,
en principio una “Cuarentena total y cierre de fronteras; aislamiento social; licencia laboral para
mayores de 60 años, embarazadas y personas con condiciones de riesgo; bono
extraordinario para jubilados y Asignación Universal por Hijo/a; y la
suspensión de clases y actividades laborales del ámbito público y privado.
Decisiones
todas, que se replicaron en toda la geografía nacional y con adaptaciones a
cada provincia, generando cambios inesperados, rompiendo la rutina social,
económica y educativa en cada lugar.
En el caso de nuestra provincia, la decisión del Gobernador Dr.
Gildo INSFRAN, se reflejó con la creación del Consejo Integral COVID-19, a
través del cual se definen, evalúan y resuelven todo lo inherente a la
emergencia, que nos afecta e involucra en forma directa o indirecta.
En
cuanto en lo que comprende el terreno educativo, la suspensión de clases tuvo
como medidas complementarias, el sostenimiento de los comedores escolares y/o
la distribución de bolsones alimentarios según las condiciones de la población,
y el lanzamiento de un programa para el acompañamiento pedagógico a docentes,
estudiantes y familias, a los efectos de dar continuidad a los procesos de
enseñanza y aprendizaje desde los hogares. Este plan se organizó con contenidos
y recursos para ser transmitidos a través, y por otros medios como los canales
FTC3 y Canal “LAPACHO” 11TV, Radio Nacional, Radios de la red provincial, y la
distribución de cuadernillos impresos, especialmente para los sectores de la
población más postergados, y con mayores dificultades sociales y comunicacionales..
En ese contexto
los docentes formoseños, obligados por la urgencia de lo imprevisto, tuvieron
que esforzarse en reformular su rutina laboral y de relacionamiento. El abandono del edificio
escolar, de las aulas, ha sido uno de esos cambios, dado el aislamiento social,
dispuestos por las autoridades sanitarias.
El aula, contenía a tantísimos alumnos, tantos como los sueños
de cada uno, cada día, de ir e instalarse en su banco, con su compañero,
escuchar a profesores, dialogar de lo que fuere, siempre dentro del aula.
La
situación de contexto que hoy tenemos produjo, entre otras cosas, la drástica
transformación de la jornada educativa y laboral, debido a la suspensión de las
clases presenciales y a las restricciones propias de la cuarentena sanitaria
vigente. Y el paso vertiginoso, al modo virtual para el acompañamiento
pedagógico, sumado a las situaciones generales de angustia y preocupación por
la pandemia están generando episodios de cierto estrés que aquejan tanto a l@s
docentes y directiv@s, como a estudiantes y familias.
En
esta nueva situación, se ha hecho más evidente que producir contenidos
virtuales requiere mayor cantidad de tiempo que el que habitualmente se dedica
para la preparación de las clases presenciales. Como así también la necesidad
de disponer como mínimo de una computadora y una adecuada conexión; también
exige de estudiantes con dispositivos que tengan conectividad, algo que si bien
Formosa cuenta con una red que cubre prácticamente toda la geografía
provincial, existe un significativo porcentaje de alumnos que no cuentan con la
una notebook ó herramienta similar.
Aun así, la labor
docente suple falencias y según información oficial, precisamente el 93 % del
estudiantado formoseño, está vinculado a la red y accede a la progresión
dispuesta por el sistema educativo a través de las redes y medios
audiovisuales.
Está
claro que los medios tecnológicos resultan valorables, si se los entiende como
herramientas para el acceso a la información y la producción de ciertos tipos
de conocimientos. Pero de ninguna manera pueden reemplazar el papel de la
escuela y del Estado, más allá de reconocer la necesidad de repensar los
procesos de enseñanza y de aprendizaje, en el presente y el porvenir. Más aún,
es menester tomar debida nota de las situaciones de desigualdad social, que se
desnudan a través de la interconexión en el desarrollo de las clases, a
posibilitar el ingreso al hogar de cada alumno, y la visualización de las
condiciones de vida respectivas.
Este
reconocimiento, no puede hacerse sin la participación activa del sector docente
y la propia comunidad educativa. Aunque aún no se percibe una cercanía
para el regreso a la normalidad, la demanda de la hora es consolidar la vía de
interacción para el sostenimiento de la continuidad pedagógica y asegurar al
alumno el acceso al conocimiento.
Por suerte, ó por política provincial, en Formosa, tenemos
conectividad suficiente, para dar cuenta de estas alternativas, pero igualmente
soñaremos con el día del regreso a la normalidad.
* Licenciado
en Historia
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