LA INTERVENCIÓN DE VICENTÍN ES ESPERANZA EN LA CONSTRUCCIÓN DE UN PAÍS MEJOR, por ALEJANDRO C. TARRUELLA*
A cobrar que se acaba el mundo
Otros se sorprendían porque un comité ad hoc de bancos a quienes
se les deben unos 500 millones de dólares, anunciaban
su disposición a negociar con el gobierno. No con los Nardelli. Y
marcaban a seis entidades financieras de peso internacional como la Corporación
Financiera Internacional (IFC) que forma parte del Grupo del Banco Mundial), el
Banco de Desarrollo FMO vinculado al estado holandés y los bancos privados ING
de Tokio, Natixis, Rabobank cooperativo y Credit Agricole.
Para el clima de zozobra que ilustraban los
medios en Argentina, esto era un imposible. Ahora bien, si
uno de los datos que tomó el gobierno para decidir la intervención de Vicentín,
fue que la corporación Cargill estaba a tiro de comprar la megaempresa, se
comprende porque esas instituciones financieras del sistema internacional y
otros con línea directa al Estado holandés, se sumaban a la movida. La cuestión
es que, mientras que Dow Jones caía el jueves 1.600 puntos, y por lo tanto el
horizonte de los globalizadores y buitres, ámbito de Cargill, era lógico que el
gobierno de Alberto Fernández operara como un cirujano.
El economista y consultor José Siaba Serrate, ex gerente
financiero de Ámbito Financiero, que escribía diálogos de Wall Street, expresó
en un tuit al observar los pasos del gobierno: “Vicentín: comité de acreedores
extranjeros apoya decisión del gobierno / Acá está la madre del borrego. Es más fácil cobrarle al Estado
que a una quiebra”. Era una parte, los consultores siempre guardan un as en la
manga. La otra es que el mundo comienza a operar sobre los planos aún no
trazados del nuevo orden mundial. El presidente argentino, un experto en
derecho, sabe que lo que se aprueba en los acuerdos se imagina previamente y se
camina hacia ellos sobre la silueta de lo que vendrá.
Manzano no pudo
Si este dato puede convertirse en acertado, lo deja ver
Glencore, la empresa suiza que Alberto Fernández comprometió a continuar en sus
acuerdos con Vicentín, que datan de 2007 como agroalimentaria procesadora de
soja y productora de biodiesel y glicerina. Ellos inciden en cerca de un diez
por ciento del comercio mundial de trigo. Hasta fines de 2019, pertenecía en
alrededor de un 50 por ciento a Vicentín y por esos días, le vendió un 16,7% a
los suizos que pasaron a controlar dos tercios de la empresa. Las operaciones
se realizan en Timbúes y San Lorenzo, en adyacencias de los puertos. Suiza, en
su conjunto, juega en la contienda mundial con los estados nación pluriversales
y poliédricos.
José Luis Manzano
intervino en la semana final de Mayo en procura de concertar una compra de
Vicentín que no prosperó.
Se trataba de adquirirla a través del fondo de inversión
CarVal para Cargill, que estuvo ligado a la venta de Supercanal en 2008.
Cargill en 2011 operaba en más de 60 países con base en Minnessotta, y
controlaba con dos grupos norteamericanos, alrededor del 90 por ciento del
comercio mundial de granos. En 2004 Lorna Haynes, de la Escuela de Ingeniería de
Sistemas de la Universidad de los Andes de Mérida, reveló a la BBC que
“Monsanto produce 91% de las semillas transgénicas y su socio Cargill procesa y
comercializa la mayor parte de la soya y los granos a nivel mundial”. Hace tres
años, Cargill y Cofco, la multinacional china compró a Nidera y está en
Uruguay, Paraguay, Brasil y por supuesto, en los Estados Unidos..
Si un Estado-Nación se sostiene con controles de capital
sobre los que funda su soberanía económica, de eso se trata en esta movida del
gobierno. Eso ocurrió en el pasado, por
ejemplo en el peronismo histórico, y fue desmontado en la dictadura militar. En nuevos
términos, impone la actualidad construir como parte de la recuperación de la
soberanía en un contexto universal ante la declinación de la globalización
buitre.
Con la pandemia, las acciones productivas en el mundo vuelven
a precisar de un escenario nacional, explicó el economista Walter Formento.
Sostuvo que “China prepara su mercado nacional para resistir
a sus consecuencias. Es que en cierto modo, la crisis transnacional precisa de
un papel preponderante de lo nacional que va hacia nuevos acuerdos en el plano
mundial. En ese contexto, el dólar perderá su capacidad
de ser moneda excluyente en el mundo. En Argentina, por estas razones, los grandes grupos como
Roggio, Aceitera General Deheza (AGN), Arcor y posiblemente Techint se unen a
la iniciativa del Estado conformando un cuarto grupo de agroexportadores que
van a tener la misma capacidad exportadora que Bunge, Cargill y otros”.
Formento es autor del libro “Geopolítica de la Crisis Mundial. Globalismo vs.
Universalismo”, junto a Wim Dierckxsens.
Macri y sus secuaces creen que la impunidad
supera a la razón y Vicentín aportó más de 13 millones de pesos para sus
arcas, que se aplicaron en la campaña que, suponían, lo confirmaría en el
gobierno. Eso fue el principio del fin. Ahora, en un tiempo de nuevas ideas y
nuevos actores, Argentina tiene mucho por decir
y mucho para hacer el país que anhela su pueblo.
*Escritor, periodista.
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