La
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), realizó un
minucioso trabajo de buceo e investigación denominado El trabajo en tiempos de pandemia: desafíos frente a la enfermedad por coronavirus
(COVID-19), en el pasado mes de Mayo 2020, respecto de lo que ocurre en
América Latina, en relación al mercado de trabajo, al mundo laboral en todas
sus dimensiones. Reproducimos aquí algunas conclusiones del mismo.
¿Hacia un mundo laboral pospandemia ó
con pandemia permanente?
Más
allá de cómo se desarrolle la crisis en los próximos meses y años, algo aún muy
incierto, se pueden establecer dos conclusiones importantes: en primer lugar,
la crisis (incluida su dimensión netamente sanitaria) persistirá hasta el
desarrollo, producción, distribución y aplicación masiva de una vacuna ó de un
tratamiento efectivo; en segundo lugar, debido al punto anterior, las dos fases
de la crisis —sanitaria y socioeconómica—se solaparán en gran medida. Es
posible que a corto y medio plazo el mundo no se mueva hacia un escenario
laboral pospandemia, sino hacia un escenario laboral con pandemia permanente.
Es por ello por lo que la seguridad y la salud en el trabajo deberán adquirir
una nueva dimensión, pasando de un paradigma tradicional centrado en gestionar
los riesgos laborales para evitar accidentes del trabajo y enfermedades
profesionales a un nuevo paradigma en el que la contención del virus y la salud
laboral serán, además, condición sine qua non para garantizar la supervivencia
de las empresas. Por otro lado, las restricciones impuestas por la crisis
también están creando oportunidades para la innovación. En muchos casos las
adaptaciones en la organización de la producción y del trabajo podrían traer
beneficios económicos y socioeconómicos aun cuando la crisis sanitaria actual
haya terminado. Por ejemplo, es de esperar que muchas empresas y trabajadores
estén mucho mejor capacitados para el uso de herramientas de trabajo en línea,
pero también existe el riesgo de que surjan nuevas brechas en inversión
tecnológica y capacitación de los trabajadores, que deberán ser atendidas por
las políticas públicas. Respecto de las políticas públicas, una de las
innovaciones que seguramente podrán contribuir a una mayor formalización a
mediano plazo es la generación y el perfeccionamiento de registros
administrativos de asalariados formales, informales y otras categorías de
trabajadores. Ciertas actividades económicas están experimentando un
crecimiento dinámico a corto plazo en el contexto de la crisis: es el caso de
las actividades de logística, los servicios de reparto a domicilio y los
servicios en línea. También en este contexto existen importantes desafíos para
las políticas públicas, por ejemplo, en cuanto a la adecuada regulación laboral
de las nuevas actividades o la capacitación laboral y la intermediación a
través de los servicios públicos de empleo, para asegurar que un mayor número
de desempleados pueda aprovechar las nuevas oportunidades en el menor tiempo
posible. A nivel internacional, la crisis actual puede acelerar algunas
tendencias de desglobalización, y es posible que algunas de las cadenas de
suministro se reorganicen, dando más peso a los encadenamientos locales y
nacionales. Sin embargo, las tendencias globales seguirán impactando a la
región y viceversa. Los desafíos impuestos por el cambio climático y la
necesidad de una transición justa hacia un modelo más sostenible seguirán
plenamente vigentes. Por último, la crisis ha expuesto con especial crudeza el
costo de la informalidad y de la desigualdad en la mayoría de los mercados
laborales de la región. Por ello, las políticas para la recuperación no deben
apuntar meramente a una “nueva normalidad”, similar a la anterior, sino a una
“normalidad mejor” con mayor formalidad, equidad y diálogo social.
Fuente:
https://www.cepal.org/es/temas/covid-19
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