Alberto, ante el país y
ante el mundo
Alberto cuenta con un apoyo masivo para su gestión en la crisis.
Según Analogías, su imagen positiva ante la sociedad supera el 93% y el apoyo a
sus medidas, el 72%. Tal vez eso explique porqué ante el G-20, en conferencia
virtual con presidentes de otras naciones, entre los que se hallaba Donald
Trump, exigió un plan de ayuda solidaria para los países más afectados; allí
anunció el cambio de paradigmas, citó al Papa Francisco y exigió, a su modo, el
fin de la codicia, en referencia a la usura de bancos y buitres.
Ante Rosario Lufrano y un equipo, por las pantallas de la
Televisión Pública, reproducido en todo el país, se refirió a una posible
extensión del aislamiento obligatorio por una semana y remarcó que “Si hay algo que no me urge es el inicio de
las clases. Eso puede esperar”.
Dijo que se analiza cómo compensar los días perdidos por los
niños. Expresó en un decreto conocido anoche que las medidas son “rápidas,
eficaces y urgentes”. Fernández tuvo que “cambiar caballos en medio del río”,
operación difícil, y logró contener la crisis que le exige planificar sobre un
escenario que no es el mismo que recibió el 10 de diciembre.
Supo, entonces, pararse frente a los hechos y definir
simultáneamente la posición del país ante sus ciudadanos y en términos de la pandemia,
ante el mundo. Consultó a científicos, restableció el Ministerio de Salud,
destruido por Macri, y se puso a diseñar medidas económicas de carácter social,
ayudas de todo tipo y una cuarentena inédita en estos días, ya que la
estableció antes del pico del virus.
Al comenzar su conversación con la periodista Lufrano, comentó
que había tratado poco antes con Cristina Fernández de Kirchner el curso de los
problemas que debe resolver. Cristina estuvo a cargo de la gestión para que
médicos cubanos participaran en las tareas de atención y prevención en el país.
En ese contexto, elogió la labor de Juanchi Zabaleta y Máximo Kirchner.
Los niños y la extensión
Alberto Fernández resaltó la tarea del Ministerio de Educación y
Nicolás Trotta, quien dispuso el aprendizaje de los niños a través de
plataformas virtuales, lo que continuará porque la suspensión de clases se va a
extender. “No tiene sentido subir a un chiquito o a un adolescente a un
colectivo para que termine infectado”, deslizó. Los casos de contagio
descendieron y los decesos tienen una cifra que a nivel internacional se considera
baja.
Dijo que “Va a haber un
proceso de aceleración de contagios. Hay que esperar que esto siga pasando a
este ritmo y tener cuidado de no salir para no aumentar los riesgos. Si lo
hacemos vamos a conseguir que todos reciban la atención del sistema de salud”.
Respecto a los infractores remarcó que habrá “inflexibilidad absoluta”. “Lo que
está en juego es la vida de la gente y con eso no se juega”, explicitó Alberto,
que agradeció a médicos y sus equipos, a las fuerzas de seguridad, las fuerzas
armadas y al pueblo argentino, el esfuerzo histórico que realizan.
Nadie está exento de
este virus. Incluso aquellos que mnimizaron la pandemia, la están padeciendo.
“Ha habido un cambio de visión. Hoy todos se dan cuenta que estamos en
un problema y no se salva nadie”, detalló antes de explicar que vamos hacia
“otro mundo” y explicó, al modo de un docente, que es el que aplica en su
comunicación con el pueblo.
Cuestionó, entonces, la
concentración de la riqueza, cosa que había tratado en su discurso ante el
G-20, y anunció “una revisión sobre el rol del Estado” a lo largo del mundo. Y
esto es lo que sectores privilegiados, que se enriquecieron en el gobierno de
Macri, rechazan. Se observa en los medios que reconocidos voceros mediáticos
del gobierno anterior anuncian desbordes, problemas en el conurbanos y otras
malicias, en la tarea de desgastar al gobierno.
Esos personeros se presentan como voceros, científicos, médicos
o lo que sea, para profundizar la inquietud social. Hoy no tienen muchos
seguidores. Alberto expuso que esos medios, “Todos los días me quieren hacer pelear con Axel, no lo van a conseguir”,
y reseñó el arduo trabajo que realizan a diario en busca de atenuar los
inconvenientes. “… tomamos el peor
escenario y nos aseguramos que tengamos todas las camas y respiradores
necesarios. Compramos todos los respiradores que se producen en el país para
que estén donde se necesitan”.
El presidente destacó también el trabajo conjunto que realiza
con el jefe porteño Rodríguez Larreta, aunque parece tener mejor diálogo con el
vice jefe Diego Santilli. Anunció, entonces, la suspensión de desalojos,
ejecuciones hipotecarias y el congelamiento de los alquileres por 180 días para
reducir los riesgos sociales. Alberto subrayó que la Organización Mundial de la
Salud eligiese al país como uno de los diez en el mundo que harán ensayos
clínicos para cura del coronavirus. “Elegimos
escuchar a los científicos y médicos para establecer las medidas necesarias de
esta emergencia sanitaria”, dijo.
En sus declaraciones, el Presidente va haciendo diseño del
escenario que viene. “Le dije al FMI que
en los próximo cinco años no les podemos pagar un peso”, dijo días atrás y
marcó que “lo que vendrá” tiene otras prioridades.
“Tenemos que revisar cómo funciona el mundo”, propuso Alberto como
tarea común.
Por eso resaltó que el
país cuenta con el apoyo de Kristalina Georgieva, titular del FMI. El campo
social, educativo, la salud y la economía como un asunto relativo al conjunto
del pueblo. A su vez, al proponer un acuerdo internacional de solidaridad con
los más afectados, plantó que la Argentina tiene una visión nacional, regional,
continental y universal.
Por eso citó al Papa ante el G-20 en su rechazo a los
codiciosos. En línea a docentes de la política, como Perón, Néstor y Cristina,
cuenta de qué se trata y cómo se hace. Nadie podrá decir que no estaba avisado.
Predicar con el ejemplo, algo sencillo pero muy difícil de ejecutar, parece ser
una de sus premisas, y así se lo ve al pie de los conflictos cada día. Como
cuando luego de extensas jornadas, se detiene a hablar con periodistas del
nivel de Rosario Lufrano y conversa con su pueblo.