Los que vibran y los que niegan
Ese día, el oficial salteño haría su
bautismo de fuego en una tarea singular. A la caída de la tarde, el salteño de
21 años comandando a un grupo de jinetes, sintió que el agua le llegaba al
cuello cuando llegó montado a tomar la fragata inglesa Justina, paralizada por
una bajante del Río de la Plata. Diarios británicos y europeos darían cuenta de
la hazaña, inédita entre marinos y, al mismo tiempo, se ganaría el escaso
fervor con el que algunos tomaron su carrera. La Buenos Aires que mira a
Londres, lo niega aún hoy.
El capitán inglés, Alejandro Gillespie, lo dejaría impreso
para la posteridad en su diario personal, que se conoció en el país en 1921,
“Buenos Aires y el interior”. Sin embargo, en el libro oficial del gobierno de
la CABA, gestión del tránsfuga Jorge Telerman y la ministra de Cultura, no
secretaria, Silvia Fajre, negó el hecho. Se recomienda recorrer “1806-1807
Invasiones Inglesas al Río de la Plata”, Instituto Histórico de la Ciudad de
Buenos Aires (directora Liliana Barela), gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
En ese libro oficial porteño, Güemes no aparece siquiera
nombrado. Oculta su participación en la batalla final por lo tanto,
conformándose una expulsión de la historia. Sin embargo el hecho está
ampliamente documentado, incluso H.S. Ferns, vuelve a citar el hecho en su
conocido libro: “Gran Bretaña y Argentina en El
Siglo XIX”. La omisión en la city porteña no es deliberada, es
ideológica.
Gillespie contaba en su obra escrita en Londres luego de ser
liberado en 1818, que
Pophan pasa por Santa Elena hacia Buenos Aires y suma a su tropa, el
destacamento del cuerpo de Santa Elena. Sus hombres, en su mayoría
“artilleros y tiradores excelentes”.se embarcaron en el “Justina”, barco mercante con 26 cañones. La
tarde del 12 de agosto no registrado en Buenos Aires, el
“Justina” fue tomado a la altura del ferrocarril Mitre de Retiro, Buenos
Aires. “El día de nuestra rendición
peleó bien y con sus cañones impidieron, todos los movimientos de los españoles
no solamente por la playa sino en las diferentes calles que ocupaban, también
expuestas a su fuego. Este barco ofrece un “fenómeno en los acontecimientos
militares”, el haber sido abordado y tomado por caballería al terminar el 12 de
agosto de 1806, a causa de una bajante súbita del río”. El propio Mitre
reconocería el hecho al describir que Güemes “se había batido con honor contra
los ingleses en las jornadas de la Reconquista y la defensa de Buenos Aires en
los años 1806 1807”. A raíz de los hechos, Güemes fue condecorado por España,
ascendió a Alférez graduado, y luego a Teniente de Milicias de Granaderos del
Virrey Liniers (“Estudios Históricos sobre la Revolución
Argentina, Belgrano y Güemes”, Edic. 1864, pág. 85, en
http://www.portaldesalta.gov.ar/justina11.html ).
Pastor S. Obligado, corroboraría en el diario “La Razón”, de
Buenos Aires, del 12 de agosto de 1920, en la nota “Güemes en Buenos Aires”, el
papel del militar salteño que haría junto a San Martín la estrategia de la
llegada a Lima en la Campaña de los Andes. “Antes de ser general fue soldado, como ante todo Salteño, y sobre
todo, patriota de nacimiento”, explicaba Obligado.
“El combate había terminado después de dos horas de rápida
acción (12 de agosto de
1806), llevada con toda energía por
soldados bisoños que el amor a la tierra improvisó, doblando expertos veteranos
que venían de vencer soldados de Napoleón en San Juan de Arce. Pueyrredón
acababa de arrebatarles su estandarte (regimiento número 71) colgado en la
basílica de Santo Domingo, y el general Beresford, tirado su espada desde el
Fuerte, conservada en el Museo Histórico”. “Usted que siempre anda bien
montado, galope por la alameda”… dice Liniers a Güemes. Este estaba montado
porque acababa de llegar de la Candelaria, como se colige de lo que ya se ha
dicho, mientras que los demás oficiales que rodeaban a Liniers carecían de
cabalgaduras. Veamos dos pruebas de esto: “Apenas tuve los caballos y
mulas necesarias para arrastrar la artillería y carros de municiones: mis
oficiales mismos casi todos a pié…Liniers hablando de los instantes previos a
su triunfo”, (B., de Mayo, tomo I, pág. 144, llamada 11, Edición de
la Cámara de Diputados de la Nación, Buenos Aires, 1961).
La única tropa montada consistía en un colectivo de 40 y 60
gauchos a cargo de Pueyrredón, a quién Liniers orden presentarse en la playa y
aproximarse al “Justina”. “Desde
allí hasta el día de la toma de la Plaza fue continuado estos auxilios y además
el importantísimo que hacía la caballería de su mando, en partidas avanzadas
hasta la ciudad”. Eso lo decía Liniers dirigiéndose a
Pueyrredón. Güemes tomará entonces la Justina y su bandera, conocida como del
Retiro. Juan Bautista Alberdi reconocería subrayaría su papel: “Güemes bajo las órdenes de
Liniers pelea en las jornadas de 1806 1807 en Buenos Aires, contra los ingleses
y contribuye a arrancar las banderas que decoran hoy los templos de la
orgullosa Buenos Aires” (“Proceso a Mitre”, “Calden”, Buenos
Aires, 1967, pág. 147).
Las Invasiones Inglesas son el punto de partida de la
independencia nacional, y aún hoy, un capítulo negado como su valor histórico,
por la Buenos Aires de inspiración colonial. Por eso, el historiador Martín
Güemes Arruabarrena sostiene que fue “un caudillo militar de la Patria Grande,
un militar de carrera que en guerra de milicias gauchas de guerrilla derrotó
cinco invasiones realistas de ejércitos poderosos que habían combatido a
Napoleón en Europa y a Simón Bolívar en América”.
Al cumplirse un año más de la recuperación de la ciudad de
aquel intento, es hora de comenzar a repudiar ese ocultamiento y acabar con el
Pacto de Madrid, otra de las invasiones que tiene a sus personeros entre
nosotros, en procura de arrodillar una vez más al país que tenemos que poner de
pie de forma definitiva.
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