La presidenta del Banco
Central Europeo y ex directora del Fondo Monetario Internacional
(FMI), Christine Lagarde, había alertado a las corporaciones: “Los
ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos
que hacer algo, ¡y ya!”. Macri, por su parte, acaso siguiendo esa línea de
acción siniestra, le dijo a Alberto Fernández al asumir su cargo algo así:
“¡Que se muera quien se tenga que morir!” Al parecer hay cosas en común en esas
declamaciones.
Hubo diferencias respecto de esa frase y se
observa que hay una referencia precisa al tema, en una nota de “El País” de
Madrid fechada el 11 de abril de 2012, que se tituló “El FMI pide bajar pensiones
por ‘el riesgo de que la gente viva más de lo esperado”. Se sostiene también,
una fuente es la agencia de noticias francesa AFP (nota de Rafael Martí
7/4/20), que la frase pudo surgir de un presunto “memorándum secreto en una
papelera de un alto funcionario de la Comisión Europea”, que se mencionó en un
artículo inserto en la web en 2019, año del derrumbe de cambiemos. Con los
modos corporativos de la época, surgió una entidad de existencia presunta, “The
Coalition”, que salió a celebrar el reclamo de eliminar a ancianos o dar pie a
que eso suceda resaltando a Lagarde al decir, “la gente vive demasiado”. Dicen
los franceses que Margaret Morganroth Gullette, crítica de cultura y autora de
“Ending Ageism”, habría llegado al memorándum en cuestión.
Ya en febrero de 2014 Lagarde había
sentenciado: “Para
2020, por primera vez en la historia, habrá más gente por encima de los 65 años
que niños por debajo de cinco”. Aseveró entonces la directora gerente del FMI,
que ese estado de cosas “podría
generar problemas en ambos extremos del espectro demográfico”. De manera que queda claro que el colectivo macrista tiene
una misión a cumplir para seguir contando con los auspicios del FMI. No en
vano, el principal aporte económico de campaña para juntos por el cambio, fue
esa fuente. Ya en septiembre de 2017, Lagarde expuso en una conferencia
en Seúl, que los países asiáticos “tendrán una fuerza de trabajo
menor en el futuro y un crecimiento de la productividad potencialmente menor”, en razón al envejecimiento de sus poblaciones. Y en
junio de 2019, en la cadena Fox Bussiness de Estados Unidos, que el
envejecimiento de la población era un fenómeno que afectaba a “casi toda la economía mundial”. Pero eso no es todo.
En abril de 2018, fue “The Times”, de
Londres quien informó que el FMI advertía que el envejecimiento poblacional “amenazaba la sostenibilidad” de diferentes renglones fundamentales de la economía
mundial. Luego, en “The Sydney Morning Herald”, esta vez marzo de 2016,
atribuye a Lagarde decir en una conferencia en el MIT, que tanto “gobiernos, fondos de pensiones
e individuos subestiman seriamente la perspectiva de que haya gente que viva
mucho más de lo previsto” y propuso “abrir un debate sobre la
demografía”.
Podría afirmarse que esa
es la línea de construcción del macrismo residual, y la que lleva adelante
Rodríguez Larreta parece ir en consonancia con lo que marcó Lagarde, sin duda
mentora de las ideas de las fracciones del neoliberalismo que partió del
gobierno a fines de 2019. Pero… ¿Con qué se construye esa exigencia del FMI y
zonas de la banca europea? Restando apoyo a las medidas del gobierno, como en
estos días, y desmereciendo mediáticamente sus medidas. En ese sentido, se
inscribe el apelar a las presuntas responsabilidades, error de algunos voceros
del gobierno, cuando se trata de convocar a la responsabilidad social, término
del que huyen los neoliberales y los mal informados. Cuando se habla de lo
social, a lo sumo llegan a la “inmunidad de rebaño” pero, relacionar la lucha
contra el virus con la responsabilidad del conjunto, es para ellos temerario,
casi subversivo.
Jorge
Rachid está señalando que los servicios médicos privados están en crisis por el
aumento de casos en la ciudad de Rodríguez Larreta mientras que los hospitales
carecen de elementos para atender pacientes, en tanto médicos, enfermeros y
asistentes, están al límite. En el Tornú hay una ocupación de camas para
terapia intensiva que llega a casi el total de las existentes. Y así como no
hubo inversión para esta crisis, pretenden no restringir la circulación.
Hay que exigir ahora la aplicación de un pensamiento comunitario, por lo tanto común, para trabajar con la idea de recuperar la vida y asegurar las condiciones a la sociedad para poder ejercerlas. Y eso entonces, choca con las imposiciones de Rodríguez Larreta y el liberalismo decadente, que insiste en considerar a la sociedad como mercado para “hacer su oferta” de asistencia “a la que venga” para asegurarle tal vez un final, en beneficio de la globalización. Se alerta, entonces, sobre la existencia de una tendencia temeraria que propone reducir población, ancianos en particular, en función de los intereses corporativos
Descartes
(seudónimo de Perón en el diario “Democracia”) sostenía que en una “comunidad
organizada” están en juego “un gobierno, un estado y un pueblo que
orgánicamente deben cumplir una misión común”. Se trata de recuperar esa misión
común hoy cuando conocemos a quienes pretenden sostener la tiranía de mercado
por fuera de las naciones y los pueblos. Ese es el camino posible y necesario.
*Periodista, escritor, historiador.
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