“...Portadoras de un
mensaje espiritual del pasado, las obras monumentales de cada pueblo son
actualmente testimonio vivo de sus tradiciones seculares. La Humanidad, que
cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, las considera
como un patrimonio común y, pensando en las generaciones futuras, se reconoce
solidariamente responsable de su conservación.” (Prólogo de la Carta
Internacional sobre la Conservación y Restauración de Monumentos y Sitios (Carta
de Venecia, 1964).
La primera referencia de la expresión «monumento histórico» de
que se tiene constancia se remonta a la Francia revolucionaria de 1790, cuando
Aubin Louis Millin de Grandmaison, ante la Asamblea Nacional Constituyente, denominó
monument historique a la Bastilla con ocasión de su demolición. En
distintos países europeos el nuevo uso del concepto fue generalizándose
académica y técnicamente, al abordar las tareas de restauración y
rehabilitación de obras antiguas consideradas dignas de ello. Jurídicamente, el
concepto de “monumento” fue estableciéndose en cada país paulatinamente, a lo
largo del siglo XIX y comienzos del XX, primero, por apelaciones genéricas a la
condición monumental; más tarde con la asignación en los presupuestos de
partidas para su mantenimiento, y con el nombramiento de comisiones de expertos
y personal de la administración a su cuidado; luego por la aprobación de
inventarios, registros y colecciones de elementos; y, finalmente, con la
promulgación de leyes propias de protección y declaración de los “monumentos
nacionales”; de 1795 a 1887 en Francia, 1803 a 1915 España, 1906 en Estados
Unidos, 1909 en Italia. En nuestro país, mediante la Ley Nacional 12.665, reglamentado
por Decreto. N° 84.005 de 1941. A lo largo de la primera mitad del siglo XX, la
mayoría de los países occidentales aprobaron leyes de defensa y conservación de
sus respectivos patrimonios.
Desde finales del siglo XX, y tras la regulación de la normativa
internacional en materia de patrimonio histórico, el concepto de monumento se
ha extendido al ámbito de la protección de la naturaleza, aplicándolo a
aquellos destacados hitos naturales que, además de recordados, merecen ser
protegidos (monumentos naturales, espacios naturales de especial valor); y a
obras de interés científico, técnico.
La historia reciente, está mostrando una repetición de los
símbolos ultrajados y destruidos, sin darse cuenta los autores, que lo que
destruyen de esa manera, es la dignidad humana,
que así, queda sometidas al salvajismo más abyecto, que podamos imaginar
En Formosa, las recientes manifestaciones de grupos diversos,
encolumnados detrás de consignas falaces y alentados por sectores que se nutren
de ideologías nostálgicas del antiperonismo cavernario, atacaron con piedras y
otras acciones fantochescas, los monumentos de EVA PERON y el de quien fuera
tres veces Presidente elegidos en forma legítima por el voto popular.
El ataque al monumento, rememora otro anterior en que militantes
del mismo circulo ideológico, en el año 1955, luego de producido el Golpe
Militar por parte de la revolución FUSILADORA, arrancaron del pedestal la
estatua de EVITA (que reproduje en la tapa de mi libro sobre la Resistencia
Peronista), un acto vandálico que se transporta en el tiempo quizás por algún
sobreviviente ó por quienes fueron contagiados por “el virus” de la
irracionalidad y el odio.
Los hechos no pueden ser menos que repudiables por la comunidad
formoseña, toda vez que los habitantes de este suelo hemos sobrevivido a
situaciones extremas, generadas en varias ocasiones por la fuerza ciega de la
naturaleza, otras por actitudes de irracionalidad ó desvaríos que marcaron a fuego
el espíritu y la entereza del hombre formoseño, cuando de defender el honor, la
familia y la Patria misma, se trata.
En las actuales instancias en que transitamos una etapa de
pandemia, se requiere más que nunca de la actitud de cordura, de calma y raciocinio.
Lamentablemente, pareciera ser que un segmento minúsculo de la comunidad
formoseña, optan por la anarquía, la irresponsabilidad y la carencia de valores
como el respeto a la vida misma y hacen su “ley motiv” atacar a las
instituciones y a quienes desde la Historia aun transmiten su legado de
compromiso y solidaridad para la construcción de una sociedad más justa, sin
comprender que acto de tal naturaleza revelan un estado de involución
psicosocial, al tiempo que reflejan como verdad la consigna EVITA VIVE! Sin
dudas que Si, junto a PERON, en el corazón de la mayoría del Pueblo Argentino.
Los símbolos, son generalmente objetos, de los cuales, por
consenso, se asume que representan o recuerdan algo, no por sus cualidades o
por su pensamiento, sino que por la memoria colectiva representan un
sentimiento profundo. Eso intentaron destruir los macristas y
radicales, en la Avenida 25 de Mayo y Eva Perón, en la ciudad de Formosa, hace
pocas semanas. En el mismo lugar que lo habían hecho cuando cayó Perón en 1955.
Existe legislación sobre este atropello de dañar símbolos. Es delito. Pero fundamentalmente, son ataques a la humanidad misma, a su dignidad, a su derecho de poseer sus propios símbolos. Seguramente la historia los condenará, porque ello será justicia para un pueblo que sigue una causa, por abrazar sus propias ideas, independientes, justas y soberanas.
*Lic. en Historia. Sec. Adjunto UPCN,
Seccional Formosa.
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