Siente, pequeña, el
aire caliente que cruza el Bermejo,
este río rojo que
cruza impetuoso.
Vibra con la
ternura que nuestros ancestros te dieron
en tiempos en que
selva y montes extendían sus brazos,
juega saltando
entre picadas abiertas a puro machete.
Mueve tu corazón de
arcilla y agua,
corramos hasta
aquel tiempo en que crecía la vida
entre pájaros y
chillido de chicharras.
Toma esta hamaca y
mécete,
cúbrete con ella
del viento.
Eres flor de vida,
donde tobas, wichís, pilagás, criollos y gringos,
tejieron en tus
entrañas una hermosa historia de amor.
*Poeta,
escritora, Licenciada en Educación
El Colorado, Formosa
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