ALBERTO Y CRISTINA, A UN AÑO DE ASUMIR Y NAVEGAR LA ADVERSIDAD CON FIRMEZA, por ALEJANDRO C. TARRUELLA*
Y cuando se dice buitres,
hay que saber que son los que conocemos y sus socios de adentro, comenzando por
Mauricio Macri que, cuando largó su turno en 2016, una de sus primeras medidas
fue pagar la usura a ese colectivo con lo que es de suponer, que hubo
retribución en comisiones. En 2020, esos señores se estrellaron contra un muro.
Tuvieron que lidiar con Alberto, con Martín Guzmán, con la concepción de la
política internacional que tenía el gobierno, y con Cristina. Era un frente muy
sólido y por eso, uno de los logros del gobierno, fue renegociar con esos
sectores, la deuda externa brutal que dejó el gobierno de Cambiemos y que cerró
con una fuga de 80 mil millones de dólares que hoy podemos afirmar,
¡volveremos! La cifra es semejante al botín que se llevaron los ingleses en
1806, al robar los caudales que intentó proteger el Virrey Sobremonte. La reina
jamás devolvió el producto de los caudales que consistían en aportes del Potosí
al puerto de Buenos Aires. De ese imaginario que mira a Londres, queda un solo
personero: Rodríguez Larreta.
Claro que Alberto
desconocía, como cada uno de los argentinos, que íbamos a enfrentarnos a la
pandemia. Como si fuera una maldición del hijo de Franco arrojada en el camino,
el gobierno se puso al hombro la situación y salió de inmediato a buscar
insumos para los hospitales, una estrategia para los héroes médicos,
enfermeras, asistentes, administrativos de hospitales y centros de salud,
fuerzas de seguridad y armadas, personas solidarias, organizaciones políticas y
sociales. Héroes del silencio en la república herida. Había que aportar desde
camas, espacios para terapias, insumos de todo tipo. Y el gobierno de mayoría
peronista lo hizo. Allí se fue afirmando la línea de acción que proponía
Alberto y secundaba con filosófica y política actitud, Cristina. En cierto
modo, habría que remontarse a los primeros años del gobierno de Néstor
Kirchner, que tomó las riendas en medio de un desastre histórico y lo remontó.
Alberto puso los fondos del Estado al servicio del pueblo, buscó sostener la
caída de la industria y el comercio en medio de la cuarentena. Y la adelantó de
manera tal que logró contener los efectos de la pandemia.
Cristina en el corazón
Su labor de percepción,
análisis, y puesta en acción resultó un ejemplo histórico de la gestión de un
presidente y su vice, que prácticamente no tiene antecedentes en la historia
nacional. Y la actitud del pueblo, probada desde el momento que ella anunció la
fórmula y sacó de la galera el nombre de Alberto. Ahí pudo comprobarse que el
pueblo está vivo, vibrante y conoce cómo ligarse a la propuesta de una
conductora política única en estos tiempos. Desde La Quiaca o San Borja, hasta
Ushuaia o Puerto Deseado, el pueblo dijo, ¡Sí, vamos Cristina, vamos Alberto!
Así salieron a la adversidad en un equilibrio inestable, acechados por
poderosos hundidos en su avaricia y su desprecio por la condición humana. Sí,
fue ella, a pesar de los golpes y las infamias.
En el saber de los
líderes estaba claro que había que negociar, negociar y negociar teniendo en
claro cuál era la propuesta, su flexibilidad, su límite, su extensión. Sabían
que en la figura del Papa Francisco había un acompañante no partidario cuya
imagen mundial apoyaría al restablecimiento del país. Y allí surgió el acuerdo
por la deuda, luego de debates, jugadas sucias, exposición de poder sin reglas.
Los trabajadores y el movimiento obrero organizado, con fisuras claras, se sumaron
aún con conflictos justos y exigencias de igual tenor, al camino de la
recuperación. Hay dirigentes gremiales argentinos, que deberían dar clases en
escuelas y universidades. Hijos del pueblo, conocen los secretos de la
adversidad y la esperanza. De ese modo, sosteniendo hasta con el cuerpo la
crisis de la pandemia que trajo lágrimas, dolores y logros parciales, se fueron
construyendo las cercanías internacionales. Alberto con su gira europea
sorprendió por sus valores a Ángela Merkel, los italianos, incluso a Macron,
luego inició el camino americano con Andrés Manuel López Obrador, no
reconociendo a los usurpadores del poder en Bolivia, al sostener a Evo Morales
y sus colaboradores, incluso logrando ahora con Scioli embajador, encauzar la
situación comercial con Brasil, necesaria en términos históricos.
“Leyes a favor de los argentinos y argentinas, para ampliar derechos,
hacerle frente a la pandemia, cuidar la economía, fortalecer el federalismo y
defender nuestra soberanía”. Una verdadera síntesis programática que solo
puede exponer una conductora política que marcó el valor del gobierno al
superar dos tragedias, la primera, la economía que saqueó “el macrismo. La
segunda: la pandemia inédita”. Señaló que se reestructuró el “99 por ciento de
la deuda externa”, un imposible hecho realidad. Respecto del papel de la
justicia, Cristina mostró su saber al decir: “Representado por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación”, porque ese poder confirmó que fue desde allí, “desde
donde se encabezó y digirió el proceso de Lawfare”. Todo se inició con Macri,
especificó y agregó que ese proceder, continúa. Por eso, es justo el reclamo de
acabar con el calvario de los presos políticos y los procesos falsos sostenidos
en el lafware por la justicia y la Corte corporativa, no democrática.
Gobernadores hacen camino al
andar
Al mismo tiempo, en las
provincias se mostró desde el silencio de los que hacen, la labor incansable de
muchos gobernadores. Morales en Jujuy retrocedió, él sabe que aquí no se jode.
Misiones, Formosa, Catamarca, San Luis y otras provincias, dijeron cómo se
hace, cómo se respeta y se cuida a las personas sea cual fuere su condición.
Gildo Insfrán, caminador y solidario, conoce porqué la Corte fue por él, en un
siniestro intento de disparar los efectos del covid. No está solo, tiene sus
héroes anónimos alistados una vez más que no piden cámara, sino que se hacen al
camino extendiendo la mano están su corazón, el pan y los insumos. Córdoba,
alineándose al gobierno nacional y sosteniendo Río Cuarto, en una elección de
unidad. Hay que destacar la labor singular de los investigadores de la
Universidad de Córdoba en la pandemia. Ahí está el doctor Hugo Pizzi para
desilusión de los agoreros
La provincia de
Buenos Aires a su vez, en unidad con representantes en el gabinete y la
incorporación de otro caminador de adversidades como Jorge Ferraresi, y una
labor de Kiciloff que da la sensación que allí no se duerme de noche ni de día.
El sur sumándose a la tarea de Alberto Fernández, el gran jefe de la esperanza.
“Alberto Fernández representa la gran
esperanza para Latinoamérica”, dijo Rodríguez Zapatero a nivel
internacional. Y Alberto expresó al asumir que “Tengo la esperanza y el compromiso de no defraudar a ninguno”. Y
cumple con los rigores de las piedras que pone en el camino la oposición, que
está quebrada porque hay que reconocer que muchos de sus dirigentes han
comprendido que esta es una Argentina nueva.
Y es nueva porque se
instala en un cuadro mundial altamente favorable. El 1° de enero, se cae el
Pacto de Madrid que entregaron a Londres, Menem y Cavallo. Allí se acaba la
mordaza de la guerra de las Malvinas, casi 40 años después. El mar Atlántico
argentino se convierte así en una realidad que hay que trabajar, como el
crecimiento de la producción que se avecina, la vacunación masiva que ya llega,
y la esperanza en pie. A veces titubeando, con expresiones adversas de algunos
sectores, con corrimientos de ciertos dirigentes (en ocasiones en lo minúsculo
errando el rumbo de ser más porque ser más se logra “con los más”, el pueblo).
Queda allí, un solo personero que pretende sostener el imaginario de la
entrega, acorazado en una ciudad que se volvió una suerte de inmobiliaria
dedicada a la usura y sospechada de sostenerse en el lavado. Crease, no tiene
destino en este ideario, Rodríguez Larreta. Y sí la mujer, las mujeres, ejemplo
en la lucha nuestra de cada día.
Resta decir que pocas
veces en la historia nacional, el pueblo de la Nación contó con una unidad en
la conducción que tiene sus líderes en tiempo de trabajo sin descanso, un
respaldo internacional en un hombre con alta representación mundial, y un
pueblo que se duele y está dispuesto a que lo poco alcanzado se convierta en lo
mejor del presente próximo y sea parte de lo que se va a compartir.
La mano extendida,
solidaria y plena; esa su carta de presentación. Alberto presidente, Cristina,
vice, su conducción estratégica a celebrar sin estridencia, también en el
reposo de la reflexión. Como sucede con el tiempo que aparece callado y no lo
es, en las provincias argentinas que observan el rigor absurdo de cierta
rítmica sin destino de las grandes urbes. En tanto, hay que observar hacia
marzo para ver lo que viene, cuáles son las transformaciones que llegan, las
que sorprenden y las otras. Los caminos, los senderos estrechos y los atajos.
*Periodista,
historiador, escritor.
Comentarios
Publicar un comentario