En esta triste
semana, falleció el escritor formoseño Aldo Cristanchi. Había nacido en 1944,
estudiando en el Colegio Nacional, y luego en el Instituto Universitario de
Formosa (Letras). La obra poética Vientre
callado, publicada en 1979, fue una de sus primeras obras. Posteriormente
produjo obras de teatro (La Estación de
la Memoria, 1996), y también cuentos (De
todo como en botica, 1995).
El
sábado 2 de diciembre de 1990, la Asociación de Teatro Independiente, bajo la
dirección de Juan José Ortega, representó la obra de Aldo Cristanchi,
denominada Eclipse de luna. El evento
tuvo lugar en el Salón de actos de la Escuela N° 1 de la ciudad de Formosa.
Quien esto escribe, asistió a tal bella representación, realizando un
comentario. El diario local La Mañana,
publicó el mismo, el 21 de diciembre de 1990, en su suplemento cultural. Como sencillo
homenaje a Aldo Cristanchi, se reproduce aquí dicho comentario.
ECLIPSE
QUE ILUMINA*
Formosa acaba de asistir, con escasa difusión, al estreno de la obra de teatro Eclipse de luna, del escritor local Aldo Cristanchi. La misma se presentó durante dos fines de semana en el local de la Escuela N° 1 de nuestra ciudad capital.
Las veladas
que estuvieron signadas por una notoria ausencia de público, contó igualmente
con el entusiasmo de la escena de Juan José Ortega. El grupo de trabajo está
compuesto por Blanca Sosa (escenografía); T. Bogado (iluminación); y los
actores Jorge Cabrera; Marilín Mancebo; Hilda Beck; Carlos Leyes y Ema Cuáñeri.
La propuesta
fue caracterizada por los organizadores como un “verdadero desafío en virtud de
que es la creación de un autor nuestro, en un medio donde los escritores no
frecuentan el texto dramático en teatro”. Estas líneas no pretenden emitir
juicios de valor sobre la labor teatral, lo que sí es tarea de los
especialistas. Trascendiendo esa tarea, creemos que esta dramaturgia poco
frecuente en Formosa, puede constituir un interesante hecho teatral fundacional
en el género respecto de los autores formoseños.
En los
años que estamos recorriendo después de haber recuperado la vida democrática,
al parecer se han alimentado las perspectivas creadoras de nuestros artistas e
intelectuales. La obra de Cristanchi que es una buena referencia de esta
creación ascendente en Formosa, se interna en interrogantes que el hombre
probablemente se ha planteado desde siempre y cuyas respuestas se encuentran
seguramente inconclusas, quizás porque la vida fluye, se crea y re-crea
perpetuamente y nosotros al estilo de Heráclito, ya no somos los mismos que
hasta hace un momento atrás.
El
circunstancial encuentro de una periodista, una actriz ya retirada y un
fotógrafo, es el ambiente que materializa al conjunto de miradas examinadoras
que los propios protagonistas dejan planteado y cuya médula la constituyen las
experiencias vívidas de cada uno de ellos y la búsqueda de Dios.
La
particularidad de que Eclipse de luna
transcurra en un lugar imaginario, podría sugerir asepsia y abstracción, sin
embargo, posee a no dudarlo, un espíritu resueltamente comprometido y concreto:
la simbología aborigen (un signo de nuestro tiempo y espacio) tiene expresión
en un momento clave de la obra, en donde se oscurece el escenario pero
resplandece la lucidez del inconsciente de los protagonistas: la muerte, que ha
rondado las experiencias de cada uno de ellos; la vida, que se ha encerrado en
la neurosis y el autismo social; y el individualismo, que rayano en la
psicosis, impide que uno reconozca las subjetividades del otro.
Este
individualismo probablemente no sea casual. Se subraya en la presentación que
la acción transcurre “en época actual”. Y por cierto, que es una época signada
por un liberalismo que está impregnando toda la acción humana en nuestra
sociedad de los 90´. El liberalismo-individualismo, supone una sociedad
integrada por una suma de unidades invariables (los seres humanos) que se
relacionan entre sí por las leyes del mercado. Si así fuera de riguroso, la
economía y la política, entre otros no tendrían razón de ser, porque nada hay
para hacer ante unidades que no variarán su condición.
La
mirada profunda de Cristanchi no vacila en internarse en las conciencias,
interrogándose sobre Dios y sobre su búsqueda. Tamaño interrogante teológico,
sin embargo, permite complementar la propuesta global: si el mundo actual no
modificará los presentes espacios de poder, debemos buscar en nosotros mismos
las alternativas esperanzadoras, tratando de encontrar respuestas de vida que
permitan sobrellevar esta insubordinación material. Si Aldo Cristanchi transita
por esta lógica está cuestionando lúcidamente una sociedad perversa; si por el
contrario, pretende un Dios en nosotros al estilo existencialista, quizás se
contradiga ó ingrese a un laberinto de conjeturas y tanteos, porque el recurso
de un Dios interno “niega la interioridad”, según Sartre, porque Dios nos ha
creado y sólo puede hacerlo desde afuera. Es la única garantía de que la
existencia continúe. Afortunadamente, Cristanchi como otros intelectuales
locales, piensa por los demás, por nosotros.
En
estos términos, en torno a un propósito u otro, el Eclipse, que no es otra cosa
que oscurecimiento y ausencia, en esta ocasión ayuda a iluminar y a hacerse
presente, en interrogantes del hombre actual que muchas veces son más vitales
de lo que parecen. Y ese acto de procurar luz para nuestros pensamientos, es un
ejercicio que nunca es estéril ni tardío.
*Jorge Daniel
Chacoma. Sociólogo.
Publicado el
21 de diciembre de 1990 en el diario La
Mañana, de Formosa.
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