El 5 de octubre de 1975, la
Organización Montoneros atacó el Regimiento 29 de Infantería de Monte del
Ejército Argentino.
La crónica de ese ataque fue volcada
en el libro “Operación Primicia”, de autoría de Ceferino Reato, el escriba de
Eduardo Duhalde y su teoría de una “Argentina para todos, los que quieren a
Videla y los que no lo quieren”, con la intención política de adjudicarle todos
los males de la dictadura militar al gobierno de Néstor y Cristina Kirchner y a
la militancia de esos años de plomo.
En Formosa, cada 5 de octubre se
recuerda a los soldados caídos, en especial a los conscriptos que dieron su
vida en defensa del cuartel. Surgen en los medios, expresiones de deseos de
“juicio a quienes mataron a los soldaditos”. Ex profeso o por ignorancia omiten
que ese juicio se realizó. Fue la causa “Sala Néstor” que tramitó durante años
en el Juzgado Federal de Formosa. Para ilustrar lo que fue ese juicio, basta
citar que Nestor Sala fue “procesado” por el entonces juez federal Vivas,
muchos meses después de que este militante fuera fusilado en Margarita Belén,
Chaco, por personajes siniestros a quien la justicia condenó a prisión perpetua
por crímenes de lesa humanidad. Nunca se pudo procesar a nadie por la sencilla
razón que los presuntos implicados, fueron torturados, desaparecidos y
asesinados en la dictadura militar.
Jamás se pudo demostrar la
participación de Nestor Sala. También se adjudica al diputado Carlos Kunkel el
haber participado del ataque, aún cuando es público y notorio que Kunkel se
encontraba detenido desde dos meses antes del hecho.
Dice Reato, que ese ataque definió el
golpe militar de 1976. Falso. La imposición de Videla como comandante en 1975,
obedeció a la estrategia de los sectores civiles, económicos y eclesiásticos
que ya tenían decidido el golpe el 11 de marzo de 1973. En esa Argentina de la
violencia, a la fecha del ataque, los grupos paramilitares (Triple A, Comando
Libertadores de América, Comando de Organización, Concentración Nacional
Universitaria, entre otros), integrados por civiles y personal del Ejercito, ya
habían asesinado a más de 1.000 militantes de diversas extracciones.
Inclusive, durante la trágica jornada
del 5 de octubre, el ejército asesinó a tres formoseños, entre ellos un niño de
15 años confundiéndolos con los atacantes del cuartel. Hasta no hace mucho,
sostenían que formaban parte del grupo “subversivo”.
Como consecuencia del ataque al
cuartel, al día siguiente se desencadenó en Formosa una durísima persecución
contra militantes de la Juventud Peronista, con centenares de detenidos.
También contra la Unión de Ligas Campesinas Formoseñas, ULICAF, la Asociación
Judicial Formosa, y otras. Inclusive estas detenciones llevaron al Obispo de
Formosa, Monseñor Scozzina, a cerrar todos los templos de la Provincia en
protesta. Pocos meses después, las instalaciones del RIM29 se transformaron en
un Centro Clandestino de Detención y exterminio, donde pasaron centenares de
formoseños y se “desapareció” a cuarenta de ellos. Esos crímenes de lesa
humanidad se juzgaron en el juicio al ex general Colombo “gobernador” militar
de entonces, condenado y muerto culpable, y hoy se están juzgando en la causa
“Camicha,” entre otras.
Recordar a esos soldados conscriptos
nunca puede llevar a glorificar a un ejército que ya aplicaba la doctrina
francesa en Tucumán, que constituido en “partido militar” venía asesinando a su
pueblo desde hacía décadas. Solo como muestra, recuerdo los trágicos sucesos de
la Patagonia Trágica, el bombardeo a Plaza de Mayo, la revolución libertadora,
la masacre de Trelew y todos los golpes desde 1930, que impidieron el
libre juego de las ideas en la sociedad argentina. Las fuerzas armadas de la
Escuela de las Américas no merecen un lugar en la historia que la amnesia de
algunos se empeña en proponer. Nada más lejos del Ejército de San Martin que
liberó tres países de la Patria Grande.
Con todo el dolor que se vivió, nunca
será equiparable el terrorismo de estado de Videla a este triste suceso de
nuestra historia. Por eso, aprovechar los 5 de octubre para hacer apología del
terrorismo de estado y de la “lucha antisubversiva”, es la forma más
oscura de negar la historia. En especial por parte de aquellos que, en Formosa,
jamás tuvieron una palabra de aliento a las víctimas de la dictadura, a las
mujeres detenidas y violadas, a los niños apropiados, a los familiares de
desaparecidos y a todos lo que padecieron esos años de terror.
Esos mismos hoy propugnan equiparar
ese hecho y el terrorismo de estado, reinstalando la teoría de los dos
demonios, mediante un proyecto de ley que intenta reparar a los familiares de
los soldados. No es que no lo merezcan. Solo el camino es errado. Y mucho menos
la autoría de quienes aún defienden el modelo de país que la dictadura cívico
militar quizo instalar. La soledad de las víctimas y querellas en las causas
por delitos de lesa humanidad en Formosa así lo demuestran.
Hoy, recordamos a esos soldados
formoseños que con veinte años ofrendaron sus vidas. Y también a jóvenes de
veinte años que hicieron lo propio en la convicción de una Patria para todos,
sin análisis sesgados, sin “diarios del lunes”, sin adjetivos calificativos.
Mi solidaridad a las familias de esos
soldados formoseños en el recuerdo y el dolor de esas ausencias. Y a los 30.000
desaparecidos de la dictadura militar, ambos victimas del proyecto de
país del privilegio.
La más perversa de las amnesias
es aquella que utiliza los muertos para hacer política.
*Estudiante de Historia. Militante político.
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