En l929, Ortega y
Gasset, escribió: “Hay un hecho que, para bien o para mal, es el más
importante de la vida pública europea presente. Este hecho es el advenimiento
de las masas al pleno poder social” (1). Es que la corriente del ideal de
libertad e igualdad proclamado en el S.XIX se fue consolidando en el Siglo XX
extendiéndose hacia América.
La Argentina hasta 1945, era
controlada por la oligarquía terrateniente, que desde la generación del 80, ya
consolidado el modelo agro exportador, sólo salían del país, productos
primarios, sin agregar valor. Es decir, cero trabajo argentino. Algunas
consecuencias, eran una industria inexistente, los puestos de trabajo mínimos
en número, y los dólares que ingresaban sostenían a una clase elitista, sus
bienes, el control del puerto, y Buenos Aires embellecida en la zona norte de
la ciudad, frente a la miseria que experimentaba el pueblo argentino del resto
del país.
Durante la década del 30', la denominada década infame, se inició
un proceso de sustitución de importaciones, por lo cual se abrieron algunas
fábricas, cuyos productos reemplazaban bienes suntuarios, livianos, que hasta
ese momento, se importaban. El conurbano bonaerense, Lanús, Avellaneda,
Valentín Alsina, fue poblado por estas fábricas, y por barrios populosos que albergaron
a nuevos obreros.
En
1943, La Revolución de Junio tiene entre sus líderes a un hombre que marcara un
hito en la historia nacional: el Coronel Juan D. Perón, quien luego de ser
nombrado en el Departamento Nacional del Trabajo, que transformaría en
Secretaría de Trabajo y Previsión. Desde donde generó un conjunto de políticas,
dirigidas al obrero y a los trabajadores asalariados, como sujetos
beneficiarios. De ese modo, creó Tribunales de Trabajo, que garantizaban
sentencias con mayor justicia para los trabajadores; se aprobó el Estatuto del
Peón Rural, que mejoró las condiciones de trabajo y de vida, de peones que
vivían prácticamente en la esclavitud; estableció un seguro social; fijó
mejoras salariales y también el Aguinaldo, por primera vez para todos los
trabajadores; la jubilación que benefició a 2 millones de personas; se
reconoció a las Asociaciones Profesionales, beneficiando jurídicamente al
sindicalismo.
La política social, laboral de Perón
durante el gobierno, tuvo la adhesión inmediata de obreros, trabajadores,
sindicalismo, pero no del empresariado, y, de una parte de los militares del
GOU. (Sostén militar del gobierno de entonces).
En medio de
discrepancias, Perón es obligado a renunciar a su cargo el 9 de octubre
de 1945, lo hizo con una condición que lo dejaran despedirse de los
trabajadores a través de la cadena radial nacional, en un acto frente a la sede
la Secretaria de Trabajo ante más de 70.000 trabajadores; cerrando su discurso
con un fuerte llamado a la unidad y a la defensa de los derechos logrados. 3
días después ordenan su detención y confinamiento en la Isla Martín García.
Se enrarece
el clima social y la dinámica de los acontecimientos y surgen hechos nuevos que
se desarrollan en forma simultánea: Por una parte se inician contactos entre el
Gobierno y la Corte Suprema de Justicia para pacta una salida democrática del
régimen; la presión popular impulsada por las bases obrera para llamar a un
paro general para reclamar la libertad de Perón. En la sede de la CGT, el 16 de
octubre ante la creciente agitación en fábricas y barrios obreros, los
dirigentes sindicales declaran huelga general para el día 18. Pero los
movimientos de bases adelantan los acontecimientos y en la mañana del miércoles
17 de octubre, columnas de trabajadores comienzan a agruparse en diversas
plazas de los principales centros urbanos y convierten en epicentro a la Plaza
de Mayo. Es justo señalar que en toda la geografía nacional se realizaron
concentraciones con igual propósito. “Pablo FRETTI, entonces dirigentes gremial
Ferroviario, afirmo haber conducido una locomotora desde Formosa, para
participar del acto.
Una jornada
vivida a toda intensidad que tuvo su corolario alrededor de las 11 de la noche,
momento en que Perón se asoma al balcón; la algarabía fue total. En
ese instante el locutor invita al público a entonar el himno nacional con
el propósito de morigerar la situación.
“...La reaparición de Perón, ante la multitud
de trabajadores/as configura y solidifica el vínculo con el pueblo “, sin
embargo, Sofía Vassallo destaca elementos que se alejan del verticalismo con el
que se suele caracterizar esta clase de discursos; “Perón es quien tiene la
palabra y monopoliza el turno; pero también la multitud se hace escuchar. Esta
interacción tiene características asamblearias.” (1)
El Público
participa activamente del diálogo. La multitud interrumpe constantemente el
discurso del Perón, con canticos y gritos colectivos o con gritos dispersos. En
algunos momentos, lo obligan al propio Perón a pelear por el turno, le
imponen temas”. La misma autora afirma que “la movilización popular por
la liberación de Perón crea comunidad e inaugura un ritual, al estar
juntos con otros, con-juntos, por un compromiso común con un tercero, a
través del cual se produce el encuentro colectivo, la constitución de un ser-en
–común, capaz de decir “nosotros aquí estamos”.
La plaza del 17 de Octubre del ’45, inaugura una politización masiva de
la sociedad, un tipo de contacto con la figura del líder político que perdura
hasta nuestros días. Ese discurso no es el primero brindado por Perón
hacia los trabajadores, pero es el inicio de una forma de comunicación que el
peronismo desarrollara como vínculo entre el líder y el pueblo”.
Compartimos la reflexión de la Inv. Carolina
Barry,(2) quien sostiene “La noche del 17 de octubre de 1945 Perón define
y se pronuncia sobre cuestiones fundamentales: escenifica su tránsito de
militar a civil, proclama la hermandad entre el pueblo, el ejército y la
policía, reformula el concepto de Patria, identifica esta movilización popular
como “renacimiento de una conciencia de los trabajadores” y la ubica en la
tradición histórica del Cabildo Abierto, advierte acerca de la necesidad de la
unidad de los trabajadores como condición fundamental para la unidad nacional y
precisa como objetivo fundamental de su acción política la felicidad del
pueblo”.
Sin duda alguna, que la fuerte convicción de los trabajadores y trabajadores,
la dirigencia sindical y la fortaleza de Evita, confluyeron como fuente de
energía para la generación del protagonismo que sentara las bases para el
surgimiento del Movimiento Nacional, que se constituyó en la herramienta de
transformación económica y social de la nación, rompiendo los moldes de
estructuras institucionales de sometimientos que condicionaban la construcción
de un futuro promisorio de igualdad y justicia social para todo/as.
* Licenciado
en Historia. Secretario Adjunto UPCN - Sec. Formosa.
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