En
el Modelo argentino, Juan Domingo
Perón profundiza la idea del pensamiento nacional, y agrega a sus ideas de las
tres banderas –justicia social, independencia económica, soberanía política-, ciertos
lineamientos a seguir para debatirlos y a actualizarlos por las generaciones
venideras, teniendo en cuenta el territorio en donde cada uno de los cuadros se
encuentra. Determinando las consecuencias que acarrean los factores de cambio,
siendo uno de ellos el “ámbito ecológico”, donde realiza una muy fuerte crítica
al sistema social, que llevado de las narices por un modelo capitalista fue
capaz de destruir su medio, de manera consciente e inconsciente por los deseos,
egoísmo y vanidad de los más poderosos. Sosteniendo que:
“La humanidad está cambiando las condiciones
de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse a las nuevas relaciones; va más
rápido que su captación de la realidad y no ha llegado a comprender, entre
otras cosas, que los recursos vitales para él y sus descendientes derivan de la
naturaleza y no de su poder mental. De este modo, a diario su vida se transforma en
una interminable cadena de contradicciones”.
Y
agrega que
“En el último siglo ha saqueado continentes
enteros y le han bastado un par de décadas para convertir ríos y mares en
basurales, y el aire de las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso. Inventó
al automóvil para facilitar su traslado, pero ahora ha erigido una civilización
del automóvil, que se asienta sobre un cúmulo de problemas de circulación,
urbanización, seguridad y contaminación de las ciudades, y que agrava las
consecuencias de su vida sedentaria”.
Es
brillante leer y analizar el conjunto de ideas, que para ese momento eran raras
para los actores políticos, solo un estadista las podía pensar. Fíjense que al
decir que la humanidad no se adapta o no capta lo que está realizando contradiciéndose
en sus acciones, alude a las grandes revoluciones industriales que producen y
producen bienes que son totalmente innecesarios. El hambre de producir para
hacer lucro contamina su aire, su suelo y su agua, que son básicos para la vida
en general.
En
este sentido siguiendo con su fuerte crítica sentencia que
“Las mal llamadas “sociedades de consumo” son,
en realidad, sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto,
porque el gasto produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes
innecesarios o superfluos y, entre estos, a los que deberían ser de consumo
duradero, con toda intención se les asigna corta vida porque la renovación
produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto
de los artículos, pero no para reemplazar los bienes que dañan la salud, y
hasta se apela a nuevos procedimientos tóxicos para satisfacer la sanidad
humana”.
El
neoliberalismo en este caso hizo todo lo posible, de la mano de los medios de
comunicación en su poder, utilizando bombas atómicas de propaganda para que las
sociedades entren en una abstinencia por lo innecesario, olvidándose de los
bienes que son esenciales para su subsistencia.
El
cambio climático, las pestes, los hacinamientos, el hambre, la pobreza son
efectos directos de ese tipo de pensamiento de mercado que todo lo hace y deja
pasar. Utilizando los territorios de los países más atrasados tecnológicamente,
explotando sus recursos naturales, y desmantelando a los Estados para que no
puedan sostener la salud ni la educación de sus pueblos. En este sentido, Juan Domingo Perón expresa que
“El ser humano, cegado por el espejismo de la
tecnología, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia. Y
así, mientras llega la Luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia,
combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos fabulosos,
mata el oxigeno que respira, el agua que bebe y el suelo que le da de comer,
así como eleva la temperatura permanente del medio en que vive sin mediar sus
consecuencias biológicas. Ya en el colmo de su insensatez, mata el mar, que
podría servirle de ultima base de sustentación”.
En
conclusión, nosotros desde nuestra provincia y en este contexto de crisis
sanitaria por la pandemia, tenemos que seguir pensando en cómo manejamos esos
tres recursos vitales de sustentación, que son el agua, el suelo y el aire. Si
bien es una problemática planetaria, es necesario que se debatan en la
comunidad hacia qué tipo de modelo de desarrollo queremos ir. En Formosa, por
ejemplo, el Bañado La Estrella, es un recurso exclusivo de todo nuestro pueblo
y su cuidado también es responsabilidad de todos. ¿Es viable que pensemos sólo
en el presente sabiendo que para el futuro las generaciones que vienen lucharan
por el agua? ¿Es un recurso natural renovable el aire siendo que países
industrializados pagan para contaminar? ¿Es sostenible que se utilicen químicos
para las actividades agrícolas en su afán de sobreproducir en detrimento de nuestros
suelos? Desde los medios de comunicación, hoy piden que se vuelva a la
normalidad después de la pandemia. Estas ideas vertidas fueron la normalidad.
Nuestras ideas tendrían que ir hacia otra normalidad, hacia una normalidad de
bienestar de todos los pueblos del mundo.
*Profesor en Geografía. Miembro de Asociación
Geógrafos de Formosa. Estudiante de Licenciatura en Comercio Exterior.
Militante político.
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