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PENSAMIENTO NACIONAL Y ECOLOGÍA, por LUCAS SEBASTIAN TELLAS*

Bañado La estrella, Formosa

Es notable el pensamiento en el ámbito de la ecología y el medio ambiente de Juan Domingo Perón. Un adelantado en su tiempo en la materia, explicando con claridad los avatares que se vendrían a posteriori de los años en que los expresó. Resaltando que la humanidad con sus modelos económicos, estaban llevando indefectiblemente a la destrucción a la misma humanidad.  En 1970, se celebra el primer día de la Tierra impulsada por Gaylord Taylor, activista ambiental y antes que el famoso Protocolo de Kyoto en 1992, él, ya exponía con una locuaz conceptualización en el año 1974, en su obra “Modelo argentino para un Proyecto Nacional”, sobre la problemática actual.

En el Modelo argentino, Juan Domingo Perón profundiza la idea del pensamiento nacional, y agrega a sus ideas de las tres banderas –justicia social, independencia económica, soberanía política-, ciertos lineamientos a seguir para debatirlos y a actualizarlos por las generaciones venideras, teniendo en cuenta el territorio en donde cada uno de los cuadros se encuentra. Determinando las consecuencias que acarrean los factores de cambio, siendo uno de ellos el “ámbito ecológico”, donde realiza una muy fuerte crítica al sistema social, que llevado de las narices por un modelo capitalista fue capaz de destruir su medio, de manera consciente e inconsciente por los deseos, egoísmo y vanidad de los más poderosos. Sosteniendo que:

“La humanidad está cambiando las condiciones de vida con tal rapidez que no llega a adaptarse a las nuevas relaciones; va más rápido que su captación de la realidad y no ha llegado a comprender, entre otras cosas, que los recursos vitales para él y sus descendientes derivan de la naturaleza y no de su poder mental. De  este modo, a diario su vida se transforma en una interminable cadena de contradicciones”.

Y agrega que

“En el último siglo ha saqueado continentes enteros y le han bastado un par de décadas para convertir ríos y mares en basurales, y el aire de las grandes ciudades en un gas tóxico y espeso. Inventó al automóvil para facilitar su traslado, pero ahora ha erigido una civilización del automóvil, que se asienta sobre un cúmulo de problemas de circulación, urbanización, seguridad y contaminación de las ciudades, y que agrava las consecuencias de su vida sedentaria”.

Es brillante leer y analizar el conjunto de ideas, que para ese momento eran raras para los actores políticos, solo un estadista las podía pensar. Fíjense que al decir que la humanidad no se adapta o no capta lo que está realizando contradiciéndose en sus acciones, alude a las grandes revoluciones industriales que producen y producen bienes que son totalmente innecesarios. El hambre de producir para hacer lucro contamina su aire, su suelo y su agua, que son básicos para la vida en general.

En este sentido siguiendo con su fuerte crítica sentencia que

“Las mal llamadas “sociedades de consumo” son, en realidad, sistemas sociales de despilfarro masivo, basados en el gasto, porque el gasto produce lucro. Se despilfarra mediante la producción de bienes innecesarios o superfluos y, entre estos, a los que deberían ser de consumo duradero, con toda intención se les asigna corta vida porque la renovación produce utilidades. Se gastan millones en inversiones para cambiar el aspecto de los artículos, pero no para reemplazar los bienes que dañan la salud, y hasta se apela a nuevos procedimientos tóxicos para satisfacer la sanidad humana”.

El neoliberalismo en este caso hizo todo lo posible, de la mano de los medios de comunicación en su poder, utilizando bombas atómicas de propaganda para que las sociedades entren en una abstinencia por lo innecesario, olvidándose de los bienes que son esenciales para su subsistencia.

El cambio climático, las pestes, los hacinamientos, el hambre, la pobreza son efectos directos de ese tipo de pensamiento de mercado que todo lo hace y deja pasar. Utilizando los territorios de los países más atrasados tecnológicamente, explotando sus recursos naturales, y desmantelando a los Estados para que no puedan sostener la salud ni la educación de sus pueblos. En este sentido, Juan Domingo Perón expresa que

“El ser humano, cegado por el espejismo de la tecnología, ha olvidado las verdades que están en la base de su existencia. Y así, mientras llega la Luna gracias a la cibernética, la nueva metalurgia, combustibles poderosos, la electrónica y una serie de conocimientos fabulosos, mata el oxigeno que respira, el agua que bebe y el suelo que le da de comer, así como eleva la temperatura permanente del medio en que vive sin mediar sus consecuencias biológicas. Ya en el colmo de su insensatez, mata el mar, que podría servirle de ultima base de sustentación”.

En conclusión, nosotros desde nuestra provincia y en este contexto de crisis sanitaria por la pandemia, tenemos que seguir pensando en cómo manejamos esos tres recursos vitales de sustentación, que son el agua, el suelo y el aire. Si bien es una problemática planetaria, es necesario que se debatan en la comunidad hacia qué tipo de modelo de desarrollo queremos ir. En Formosa, por ejemplo, el Bañado La Estrella, es un recurso exclusivo de todo nuestro pueblo y su cuidado también es responsabilidad de todos. ¿Es viable que pensemos sólo en el presente sabiendo que para el futuro las generaciones que vienen lucharan por el agua? ¿Es un recurso natural renovable el aire siendo que países industrializados pagan para contaminar? ¿Es sostenible que se utilicen químicos para las actividades agrícolas en su afán de sobreproducir en detrimento de nuestros suelos? Desde los medios de comunicación, hoy piden que se vuelva a la normalidad después de la pandemia. Estas ideas vertidas fueron la normalidad. Nuestras ideas tendrían que ir hacia otra normalidad, hacia una normalidad de bienestar de todos los pueblos del mundo.

*Profesor en Geografía. Miembro de Asociación Geógrafos de Formosa. Estudiante de Licenciatura en Comercio Exterior. Militante político.

 

 


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