Señalaba
en particular a Boris Johnson, que al igual que Jair Bolsonaro ó Donald Trump,
no actuaron con criterio preventivo a medida que crecía la presencia del virus.
Ahora, un Premio Nobel reciente, se une a cuestionar la falta de previsión por
parte de gobiernos de países importante en el concierto mundial.
“Ha sido un montaña rusa”, resumió ante la
BBC el científico británico Peter Ratcliffe, director de Investigación Clínica
del Instituto Francis Crick (en Inglaterra), que recibió el Nobel de Medicina
2019. Y apela casi al principio de incertidumbre para referirse al futuro de la
pandemia. “Es difícil saber qué decir ó
cuáles son las observaciones correctas. La verdad es que nosotros, en este momento,
realmente no sabemos dónde terminará todo esto”.
Imprevisión e incertidumbre se
entrecruzan para establecer un presente inquietante y un futuro que repite: “yo
no sé” en medio de la circulación mediática de sabiondos de toda laya en todos
lados.
De
ahí que la clave de toda prevención consiste en conocer qué sucede en el
presente, cómo se actúa, qué medidas se toman y, además, cómo se actuó en los
hechos previos, si los hubo. Si no existió la prevención, como en Brasil,
Estados Unidos y Gran Bretaña, por tomar tres casos, es posible establecer sin
hacer futurismo que las cosas no van por buen camino. Suelen repetir los
filósofos que no existen certezas sobre hechos en desarrollo, allí todo es puro
cálculo de probabilidades.
Para
los especuladores del futuro, con lo que procuran evitar el filo de acero del
presente, Peter Ratcliffe dijo también: “Hay
gente que advirtió, desde hace bastante tiempo, que esto podría pasar. Está
demostrado que ha sido mucho más grave en Europa y en Estados Unidos de lo que
se pudo haber predicho”, y agregó que “un
buen número de expertos había advertido sobre los posibles problemas”. En
su visión, no hay hoy en Inglaterra un claro panorama de lo que sucede para
hacer las acciones correctas. Se actúa a los manotazos, improvisando al paso de
los hechos que en parte se ignoran.
El
científico contó que habló con gente del gobierno de Londres y expuso que
precisaban un programa sistemático de pruebas para el virus, anticuerpos y otras inmunidades. No es sencillo de
organizar lo que no se hace. Hay además en su país demoras en la obtención de
pruebas de diagnostico como no hay acciones en lograr un enfoque sistemático
para separar a los infectados de la población sana y así atenderlos.
Como
se observa, los responsables hablan de futuro y evitan actuar en el presente
mientras la muerte danza alrededor de la angustia de millones de personas. “Otros científicos y yo nos sentimos un poco
frustrados porque todavía no creemos que este problema se esté valorando como
es debido a medida que avanzamos”, resumió ante Margarita Rodríguez de la
BBC.
Cree
que las valoraciones no son las adecuadas según se desenvuelve el drama. Se
evaluó mal la amenaza y en consecuencia se hace lo que venga y se choca a la
contingencia sin un mapa de previsión. Así, hay muchas afirmaciones que no tienen
sustento, inútiles, y las personas se dan cuenta y anotan el dato al sordo
capital de su angustia. Ratcliffe no deja de ser optimista, analiza casos de
acción exitosa como en Hong Kong y reconoce que China está resolviendo la
cuestión.
FISK, LONDRES Y BUENOS AIRES
El
periodista Robert Fisk, une las experiencias dramáticas de Estados Unidos y
Gran Bretaña, reafirma las mentiras de Johnson y sostiene que su gobierno
alienta falsedades, las compara con las utilizadas para ganar el Brexit y
establece que no es lo mismo, mentir en el Covid-19. En este caso es un pueblo
el que se enfrenta a la muerte y lo considera imperdonable.
“Hoy muchas personas creen, me temo –en
especial en nuestro “civilizado” Occidente-, que nunca van a morir. Nuestras laptops, Skype y Google, WhatsApp y
Facebook, han hecho que la muerte sea remota, impensable entre sucesos virtuales,
algo que se puede evitar con una combinación de entretenimiento y relaciones públicas, Netflix y palabras alentadoras
de los funcionarios”, argumentó en “¿Quién es el verdadero enemigos?”, nota
que reprodujo “La jornada” de México el lunes 24.
Fisk
halla una similitud en la actitud del gobierno de Johnson de dotar a médicos y
auxiliares, con lo sucedido en 1940 cuando el ministerio británico del aire, no
dio en un principio a los pilotos de la RFA, el cristal antibalas ante la
acción de la Luftwaffe alemana. Recordó que Hugh Dowding, jefe del comando de
combate, compararía así los hechos: “Si los gangsters de Chicago pueden tener
cristal antibalas en sus autos, no veo por qué mis pilotos no pueden tenerlo
también”.
Y
aquí no hay que recordar a Londres sino a Rodríguez Larreta, que entregó a sus
médicos barbijos que no estaban en condiciones para detener al virus, al tiempo
que se ensayaba pagar sobreprecios usurarios por insumos, en beneficio de empresas
de sus amigos. La improvisación es entonces la consecuencia de la negación al
pueblo de sus derechos más elementales.
Ignacio
Ramonet, por su parte, en su extenso trabajo sobre la pandemia, señaló que en
noviembre de 2008, la oficina de anticipación de la CIA, publicó un informe,
“Global Trends 2025: Transformed World”. Aludía a estudios de unos 2.500
expertos de universidades de 35 países europeos, China, India, América Latina,
etc. Que referían con precisiones a la aparición de un virus pandémico
semejante al Covid antes de 2025.
La acción de científicos, la
tecnología y otros elementos, permitían anticipar los hechos que los gobiernos,
en general, no iban a atender debidamente.
El
problema, como lo plantean Fisk ó Ratcliffe, es muy sencillo. La estructura de
los Estados, las superestructuras globales como la ONU y el ámbito que la
rodean, están obsoletos. A su vez, el neoliberalismo globalizador, que hoy se
debilita y se quiebra, no tiene interés en resolver nada porque, basado en la
opción por los más aptos, malthusianismo y darwinismo mediante, pretende que la
pandemia elimine población de ancianos y pobres, recordar a Lagarde. El
exterminio permanente de África no les es suficiente.
La
globalización navega en los gobiernos y los Estados, y genera contradicciones
en Argentina. Aquí no es lo mismo la tarea de previsión de Alberto Fernández,
que se anticipó a los hechos pero debe lidiar con una estructura estatal
obsoleta atravesada por efectos de la globalización. Por ejemplo, Rodríguez Larreta
en la CABA, juega a seguir al gobierno nacional pero no resuelve la falta de
agua en Villa 31 ó el tema de falta absoluta de auditorías en los geriátricos.
Y ahí está el problema: ó se recupera el Estado Nación ó los globalizadores, y
sus personeros locales, seguirán jugando la pandemia a la ruleta rusa.
*Escritor, periodista, historiador.
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