UN PUNTO DE INFLEXIÓN
Esos son los especialistas. Los que le impusieron
un feroz impuesto regresivo a los más pobres y se quejan
ahora, porque va a existir un impuesto a los más ricos. Son esos, los que para
crear el sistema de expoliación económica y financiera a la sociedad, trajeron
a la dictadura que los hizo más ricos en 1976.
Ahora los tiempos son otros, y otras las prioridades. El presidente Alberto
Fernández adelantó que hay perspectivas de una próxima firma de los acuerdos
con los bonistas, los buitres, por una parte de la deuda externa. Lo cierto es
que se trata de investigar cuál es la razón política de esa posible firma en
los próximos días. Se aventura que puede ser alrededor del 2 de junio.
La política marca que el
problema hoy no es, en términos estrictos, pagar. Se trata de un acuerdo
en un momento del mundo cuando se quiebran diferentes sistemas, los acuerdos
surgidos al finalizar la segunda guerra mundial, las instituciones emergentes
como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, y una certeza relativa
como es un acuerdo, puede dar aire al gobierno argentino que busca superar la
emergencia sanitaria para relanzar la actividad productiva.
La pandemia está contenida en Argentina. La acción de gobierno
es ardua, permanente y logra objetivos. Lo que no está contenido es la acción
del macrismo residual que sale a las calles a quebrar la unidad que significa
la respuesta del pueblo a la cuarentena que propone el gobierno. No es bueno
que los medios de comunicación, incluso los cercanos al gobierno, difundan todo
el tiempo a unos centenares de personas que gritan y piden levantar las
restricciones.
Allí se juntan restos
de Cambiemos, neonazis, ultraliberales que se llaman
libertarios y energúmenos que
están enojados con su vida. Difunden los dichos bien entonados de Patricia
Bullrich, las idioteces de cualquier falso líder sin peso porque los medios, en
general, privilegian subir la convocatoria de seguidores mediante la alarma y
el escándalo.
Hay un detalle que no se contabiliza en los medios porque, además,
no se investiga demasiado. Estadísticas de entidades dedicadas a estudiar el
tránsito, señalan que en 2019 los accidentes de tránsito dejaron unas 6.600
víctimas en todo el país. El promedio mensual fue de 552 casos y solo Buenos
Aires tuvo 2.100 muertos. Ahora, entre mediados de marzo de 2020 y el 18 de
mayo pasado, no hubo prácticamente víctimas de tránsito debido a la cuarentena.
Es un dato significativo, contundente. Sin embargo, no está en los medios de
comunicación atestados de especialistas, fantasmas del macrismo.
LA DEUDA ES LA DEUDA
Es interesante contar que para que el acuerdo con los buitres se
hiciera, y que la oferta argentina de 48 centavos por dólar esté cerca de
acordarse alrededor de los 50 centavos, poco menos, poco más, hubo un trabajo
arduo. Unas 150 personalidades de todo
el mundo, economistas y cercanos, firmaron un documento apoyando a la Argentina.
La apoyaron el FMI y el Banco Mundial con ayuda del Papa Francisco y Joseph
Stiglitz.
Incluso el
secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Steven Terner Mnuchin, abogó por
una solución que atienda las razones del país. A su vez, Elizabeth Warren,
senadora demócrata que puede ser la candidata a vicepresidente en la fórmula de
Joe Biden, planteó que los acreedores norteamericanos deben alcanzar un “trato
justo” con Argentina ante la crisis de la pandemia. Se cuenta también que el
presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, intercedió ante Larry Fink,
dueño de Blackrock, fondo buitre de mayor poder en el mundo, para que bajara
sus pretensiones.
Resulta habitual que la
izquierda, que en
general apuntala al macrismo al apremiar al gobierno y al
pueblo, argumente que todo eso carece de valor. Eso no es así porque es posible
suponer, haciendo análisis libre sobre base política, que semejantes apoyos
tienen un peso incuestionable para hacer ver la capacidad política del
presidente argentino, en lograr una base de sustentación internacional en
momentos muy difíciles para el país.
El primero fue el del
Líbano, que estalló en la primera semana de marzo. Ahora vienen varios.
Argentina en cambio, mostraría que tiene capacidad de acordar. El pago de la
deuda en las condiciones del mundo, es la mayor incógnita de la historia. Lo
que vale es la capacidad de acordar, no pagar ya. Y Alberto Fernández, con el
auxilio de Martín Guzmán, su ministro de Economía, estará mostrando
precisamente esa cualidad.
Se
dirá para qué sirve. Grandes industriales argentinos, que nadie se atrevería a
señalar como parte del peronismo o la izquierda, han pedido al Presidente que
se trabaje para hacer retornar los capitales fugados del país durante muchos
años. Uno de ellos fue Miguel Acevedo, titular de la Unión Industrial. No es el
único, otros pesos pesados de su nivel hicieron lo mismo.
Preocupados
por el desequilibrio global, esos industriales observan que no será fácil
producir en cualquier parte, como sucedía antes de la pandemia. Ahora, se
impone hacerlo en países que se muestren creíbles. Y Argentina va a ser uno de
ellos, salvo las opiniones de los que trabajan para reducir a polvo la
autoestima de los argentinos. Los hay de todos colores.
Alberto
Fernández expresó el sábado 23 que aún en lo complejo del momento, hay
perspectivas interesantes para el país. Y ese es, en parte, el valor de un
acuerdo que no va a ser el mejor pero que aparece como una posibilidad de hacer
un antes y un después, y así comenzar a pensar en la pospandemia.
Conviene recordar que Keynes advirtió en una oportunidad, que "Lo inevitable rara vez sucede, es lo inesperado lo que suele ocurrir". La unidad de los argentinos, el acceso de la fórmula Fernández-Fernández al gobierno, fue lo inesperado. y puede ser que no sea lo único. Lo inevitable,en tanto, es parte de las mentiras de cierta oposición sin destino.
*Escritor, periodista, poeta, historiador.
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