Declaración de Phumzile
Mlambo-Ngcuka,
Directora Ejecutiva de ONU Mujeres
Fecha: lunes, 6 de abril de 2020
En este momento en el que 90 países están en
situación de confinamiento, 4000 millones de personas se refugian en casa ante
el contagio mundial del COVID-19. Se trata de una medida de protección, pero
conlleva otro peligro mortal. Vemos cómo aumenta otra pandemia en la sombra: la
violencia contra las mujeres.
A medida que los países informan sobre la infección y el confinamiento, cada vez son más las líneas de atención y los refugios para la violencia doméstica de todo el mundo que notifican un incremento de llamadas en busca de ayuda. En Argentina, Canadá, Francia, Alemania, España, Reino Unido[1] y los Estados Unidos[2], las autoridades gubernamentales, las personas que defienden los derechos de las mujeres y aliados de la sociedad civil han señalado un aumento de las denuncias de violencia doméstica durante la crisis y mayor necesidad de protección de emergencia[3,4,5]. Las líneas de atención de Singapur[6] y Chipre han registrado un aumento de las llamadas de más del 30 por ciento[7]. En Australia, el 40 por ciento de quienes trabajan en primera línea comunicó en una encuesta realizada en Nueva Gales del Sur un incremento de las peticiones de ayuda como consecuencia de una escalada en la intensidad de la violencia[8].
A medida que los países informan sobre la infección y el confinamiento, cada vez son más las líneas de atención y los refugios para la violencia doméstica de todo el mundo que notifican un incremento de llamadas en busca de ayuda. En Argentina, Canadá, Francia, Alemania, España, Reino Unido[1] y los Estados Unidos[2], las autoridades gubernamentales, las personas que defienden los derechos de las mujeres y aliados de la sociedad civil han señalado un aumento de las denuncias de violencia doméstica durante la crisis y mayor necesidad de protección de emergencia[3,4,5]. Las líneas de atención de Singapur[6] y Chipre han registrado un aumento de las llamadas de más del 30 por ciento[7]. En Australia, el 40 por ciento de quienes trabajan en primera línea comunicó en una encuesta realizada en Nueva Gales del Sur un incremento de las peticiones de ayuda como consecuencia de una escalada en la intensidad de la violencia[8].
El confinamiento aviva la tensión y el estrés
generados por preocupaciones relacionadas con la seguridad, la salud y el
dinero. Asimismo, refuerza el aislamiento de las mujeres que tienen compañeros
violentos, separándolas de las personas y los recursos que mejor pueden
ayudarlas. Es la situación perfecta para ejercer un comportamiento controlador
y violento en el hogar. De forma paralela, al tiempo que los sistemas
sanitarios se esfuerzan al límite, los refugios para la violencia doméstica
alcanzan también su máxima capacidad, agravándose el déficit de servicio al
readaptar dichos centros a fin de ofrecer una respuesta adicional al COVID.
Incluso antes de que existiera el COVID-19, la
violencia doméstica ya era una de las violaciones de los derechos humanos más
flagrantes. En los últimos 12 meses, 243 millones de mujeres y niñas (de edades
entre 15 y 49 años) de todo el mundo han sufrido violencia sexual o física por
parte de un compañero sentimental. Y, con el avance de la pandemia del COVID-19,
es probable que esta cifra crezca con múltiples efectos en el bienestar de las
mujeres, su salud sexual y reproductiva, su salud mental y su capacidad de
liderar la recuperación de nuestras sociedades y economías, y de participar en
ella.
Tradicionalmente, los bajos índices de denuncia
generalizados respecto a la violencia doméstica y de otro tipo han dificultado
las medidas de respuesta y la recopilación de datos. De hecho, menos del 40 por
ciento de las mujeres que sufren violencia buscan ayuda de algún tipo o
denuncian el delito. Menos del 10 por ciento de estas mujeres que buscan ayuda
recurren a la policía. Las circunstancias actuales complican todavía más la
posibilidad de denunciar, lo cual incluye las limitaciones de las mujeres y las
niñas para acceder a teléfonos y líneas de atención y la alteración de
servicios públicos como la policía, la justicia y los servicios sociales. Es
posible que dicha alteración también ponga en riesgo la atención y el apoyo que
necesitan las sobrevivientes, como la gestión clínica de las violaciones, y el
apoyo psicosocial y para la salud mental. Además, se fortalece la impunidad de
los agresores. En muchos países la ley no está de parte de las mujeres; uno de
cuatro países no tiene leyes que protejan específicamente a las mujeres contra
la violencia doméstica.
Si no se aborda debidamente, esta pandemia en la
sombra se añadirá al impacto económico del COVID-19. En el pasado, el costo
mundial de la violencia contra las mujeres se ha estimado en aproximadamente
1,5 billones de dólares estadounidenses. Esta cifra sólo puede aumentar en este
momento que crece la violencia, y seguir aumentando una vez superada la
pandemia.
El aumento de la violencia contra las mujeres se
debe solucionar de manera urgente con medidas integradas en el apoyo económico
y paquetes de estímulo acordes con la gravedad y la magnitud del reto que
reflejen las necesidades de las mujeres que se enfrentan a diversas formas de
discriminación. El Secretario General de las Naciones Unidas ha instado a todos
los gobiernos a que hagan de la prevención y la gestión de la violencia contra
las mujeres una parte fundamental de sus planes de respuesta nacionales ante el
COVID-19. Los refugios y las líneas de atención para las mujeres se deben
considerar como un servicio esencial en todos los países, y deben contar con
financiación específica y amplios esfuerzos destinados a mejorar la difusión de
su disponibilidad.
Las comunidades y las organizaciones de base y de
defensa de las mujeres han sido clave a la hora de prevenir y acometer crisis
anteriores, y la función que actualmente desempeñan en primera línea debe
respaldarse con financiación que se mantenga a más largo plazo. Se deben
potenciar las líneas de atención, el apoyo psicosocial y el asesoramiento en línea,
empleando soluciones tecnológicas como, por ejemplo, los SMS, herramientas y
redes digitales para ampliar el apoyo social y llegar a las mujeres que no
tienen acceso a teléfonos o Internet. Los servicios policiales y judiciales se
deben movilizar a fin de garantizar que se otorgue la mayor prioridad a los
incidentes de violencia contra las mujeres y las niñas, evitando que los
agresores queden impunes. También el sector privado tiene un papel importante
que desempeñar, ya que puede compartir información, alertar al personal de
hechos y peligros relacionados con la violencia doméstica y fomentar
iniciativas positivas como el reparto de tareas de cuidado en casa.
El COVID-19 ya nos está poniendo a prueba de
maneras que la mayoría de personas nunca habíamos experimentado con
anterioridad. Provoca tensiones emocionales y económicas que nos esforzamos por
combatir. La violencia que actualmente aparece como una mancha negra de esta
pandemia es un reflejo de nuestros valores, nuestra resiliencia y nuestra humanidad
compartida, que se ven ahora amenazados. Nuestro empeño no debe consistir
únicamente en sobrevivir al coronavirus. Debemos renacer de esta crisis con
mujeres fuertes, que ocupen el centro mismo de la recuperación.
Notas
[1]
“Coronavirus: I'm in lockdown with my abuser” https://www.bbc.com/news/world-52063755,
acceso: 3 de abril de 2020
[2]
“Domestic violence cases escalating quicker in time of COVID-19” https://missionlocal.org/2020/03/for-victims-of-domestic-violence-sheltering-in-place-can-mean-more-abuse,
acceso: 3 de abril de 2020
[3]
Lockdowns around the world bring rise in domestic violence”
https://www.theguardian.
com/society/2020/mar/28/lockdowns-world-rise-domestic-violence, acceso: 3 de
abril de 2020
[4]
“Domestic violence cases jump 30% during lockdown in France” https://www.euronews.com/2020/03/28/domestic-violence-cases-jump-30-during-lockdown-in-france,
acceso: 3 de abril de 2020
[5]
“Durante la cuarentena, aumentaron un 25% los llamados al 144 por violencia de
género” http://www.diario21.tv/notix2/movil2/?seccion=desarrollo_nota&id_nota=132124),
acceso: 2 de abril de 2020
[6]
“Commentary: Isolated with your abuser? Why family violence seems to be on the
rise during COVID-19 outbreak”, https://www.channelnewsasia.com/news/commentary/coronavirus-covid-19-family-violence-abuse-women-self-isolation-12575026,
acceso: 2 de abril de 2020
[7]
“Lockdowns around the world bring rise in domestic violence”
https://www.theguardian.
com/society/2020/mar/28/lockdowns-world-rise-domestic-violence, acceso: 3 de
abril de 2020
[8]
“Domestic Violence Spikes During Coronavirus As Families Trapped At Home” https://10daily.com.au/news/australia/a200326zyjkh/domestic-violence-spikes-during-coronavirus-as-families-trapped-at-home-20200327,
acceso: 2 de abril de 2020
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