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PANDEMIA: SU IMPLICANCIA EN LA COMUNIDAD Y EL TRABAJO, por FAUSTINO C. DUARTE*


En  realidad solo me permito referirme a la cuestión de la pandemia, desde la Historia y desde mi condición de dirigente gremial.  En ese sentido, se puede decir que la humanidad tiene una larga lista de situaciones que merecieron la calificación de PANDEMIA.  
La definición de pandemia, según la OMS, incluye a la de epidemia, que es la aparición repentina de una enfermedad que afecta a gran parte de la población, pero extendida a muchos países independientemente de la letalidad.
Desde la plaga de Atenas en el año 430 a. C, hasta el Covid-19 en el siglo XXI, más de 20 pandemias han puesto en riesgo la supervivencia humana. Cuatro de las más mortíferas han sido la peste negra, la viruela, la gripe española y el VIH/sida. 
Desde el pensamiento mágico, desde tiempos ancestrales, antiguas sociedades creían que los dioses, infligían enfermedades cuando ciertos pueblos merecían un castigo. Una creencia entendida como la ira de los dioses y que sirvió, por ejemplo, para explicar desde la mitología griega, una epidemia mortífera en el año 430 antes de Cristo. La diosa Hera, esposa de Zeus, envió una plaga a la isla de Egina, cuyo nombre proviene de la ninfa con que su marido Zeus le fue infiel. La explicación mitológica corresponde a un hecho real: la plaga de Atenas, en la que murieron 150.000 personas. El historiador Tucídides, en 'La Historia de la guerra del Peloponeso' , la describe como una enfermedad que se originó en Etiopía, atravesó Egipto y Libia, terminó impactando Grecia y acabó con la vida de miles de atenienses y espartanos, entre ellos el gran líder militar Pericles.
Desde entonces y hasta el siglo XXI, la humanidad ha registrado una veintena de epidemias y pandemias que han puesto en jaque la supervivencia humana. Cuatro de ellas se cuentan entre las más mortíferas: la peste negra, la viruela, la gripe española y el VIH/Sida.
La Peste Negra en la Edad Media cobró la vida de 200 millones de personas 
Esta plaga ha tenido varios brotes a lo largo de la historia. Entre ellos, el más mortífero y aterrador ocurrió en la Edad Media. Más de 200 millones de personas en el mundo, entre 1.347 y 1.351, murieron por la peste negra. Solo en Europa desapareció un cuarto de su población.  Se asoció a la bacteria Yersinia Pestis, alojada en las ratas negras provenientes de los barcos de China. Pero fueron las pulgas de dichas ratas las que transmitieron la bacteria a los humanos. Solo con grandes incineraciones de ratas, cuerpos infectados y pulgas se logró a duras penas controlar la pandemia. 
Un efecto colateral  también  se cuenta como factor del inicio del quiebre del régimen feudal que imperaba  en el Medioevo y surgimiento del periodo renacentista. El ascenso de la burguesía y  el desarrollo de la técnica, constituyen las señas de identidad del Renacimiento, muy vinculado al avance paralelo de la ciencia. Las máquinas reducen la cantidad de fuerza y trabajo necesaria, y aparecen para servir a una clase determinada, la burguesía, que encuentra en ellas una respuesta concreta a sus necesidades. En el ascenso técnico impera un cambio esencial de mentalidad, puesto que el trabajo manual –las artes mecánicas– era despreciado durante la Edad Media. Leonardo da Vinci lo reivindica cuando asegura: “A mi parecer, son vanas y llenas de errores las ciencias que no han nacido de la experiencia, madre de toda certidumbre, y que no acaban en una experiencia definida”. Ciencia y técnica van de la mano, y buena prueba de ello son los cálculos del arquitecto y escultor Filippo Brunelleschi, previos a la construcción de la cúpula de Santa María del Fiore, en Florencia.
La viruela, tan antigua como el mesolítico, tuvo uno de sus peores brotes en la conquista de América.
La viruela es una enfermedad tan antigua que data de las poblaciones humanas del año 10.000 antes de Cristo. Aunque a lo largo de la historia, los científicos atribuyen a la viruela la mayor cantidad de muertes infecciosas, superando los 300 millones de personas, uno de sus brotes pandémicos más severos ocurrió a partir de 1.520 en territorio americano matando a 56 millones de nativos.
Los indígenas de esta región del mundo, como los aztecas en México, los tayronas en Colombia, los incas en Perú y los mapuches en Argentina y Chile, no tenían un cuadro de defensas, para combatir al virus proveniente del ganado euroasiático. Se considera, sin embargo, una enfermedad erradicada por completo a finales de la década de 1970, luego de exitosos programas de vacunación mundial.
La gripe española asoló a cerca de 50 millones de personas durante el fin de la Primera Guerra Mundial
En el ocaso de la Primera Guerra Mundial, apareció en Kansas, Estados Unidos, la gripe de 1918. Llegaría a Europa por el puerto francés de Brest, lugar al que arribaban la mayoría de las tropas estadounidenses encargadas de apoyar a los aliados en la guerra. Desde allí pasó a Reino Unido, Alemania, Italia y finalmente España. Recibió el nombre de gripe española porque mientras la mayoría de los países europeos estaban en la terrible guerra de trincheras, España era un territorio neutro y la prensa de ese país no censuró las publicaciones sobre la pandemia. Fue tan devastadora esta gripe que en un solo año mató a entre 40 y 50 millones de personas.
El virus de transmisión sexual VIH/Sida, ha matado entre 25 y 35 millones de personas. Más recientemente, el VIH/Sida, fue una pandemia que se descubrió en Estados Unidos en 1981. Se entendió inicialmente como un virus de transmisión sexual, pero después se concluyó que también se infectaba por transfusiones de sangre contaminadas, por transmisión del virus de madre a hijo durante el embarazo, o por el uso de agujas hipodérmicas. La teoría más aceptada actualmente sobre la procedencia del VIH/Sida está relacionada con los simios y chimpancés que habrían entrado en contacto con el hombre en la década de 1920, en el centro de África.
INCERTIDUMBRE ANTE EL ALCANCE Y EL IMPACTO DEL COVID-19 EN EL MUNDO
En el siglo XXI, el SARS en el sudeste asiático, el ébola en África, el MERS en Medio Oriente y la gripe AH1N1 en todo el mundo, han sido epidemias y pandemias que han puesto en jaque a la comunidad científica internacional.
La más reciente pandemia en la historia, por la que estamos atravesando, es el nuevo coronavirus Covid-19 que se originó en la ciudad china de Wuhan, y que actualmente está presente en los cinco continentes. Los laboratorios del mundo trabajan a contrarreloj para entender su funcionamiento, dar luces sobre su impacto en los humanos y encontrar una vacuna que apacigüe su acelerada y preocupante propagación. Las ciudades, sedes de la interacción social y económica por excelencia del mundo actual, han resultado ser los lugares perfectos para la propagación del coronavirus SARS-CoV-2. Su alta densidad y sus conexiones internacionales han permitido su expansión global en unas pocas semanas. No obstante, los efectos de esta pandemia en cada ciudad han sido diferentes. En la ciudad brote de la enfermedad, Wuhan, China, una metrópoli de 11 millones de habitantes, la respuesta ante el nuevo virus del Covid-19 fue el cierre de la ciudad, la limitación de movimientos, la construcción rápida de hospitales y un ejército de personas y máquinas limpiando la ciudad continuamente, entre otras medidas.
A su vez, el Estado ha procurado el acceso a la salud y ha logrado, no sin muchos problemas de por medio, el abastecimiento a todos sus habitantes, lo que ha reducido sus impactos sociales. Hay que recordar que, como parte del alto crecimiento que la ha convertido en la segunda economía del mundo por su capacidad manufacturera, en las últimas dos décadas, China se ha dedicado a construir ciudades y a establecer mecanismos de vigilancia poblacional a gran escala. Esto fue lo que le permitió construir hospitales rápidamente, y detener el movimiento de la ciudad sin generar problemas sociales mayores, llegando a la reciente reapertura de Wuhan.
Otro caso es el de la ciudad de Daegu, Corea del Sur, en donde se presentaron brotes de Covid-19. La respuesta consistió en el seguimiento detallado de los enfermos y de las posibles personas que se hubieran contagiado. Para ello empleó una estrategia de pruebas masivas y baratas de detección del nuevo virus y un seguimiento electrónico mediante aplicaciones de teléfonos inteligentes, entre otras medidas. Ésta fue la estrategia que permitió controlar la epidemia en un país con un régimen democrático procapitalista. Y lo ha logrado, también, gracias a la preparación que han tenido durante años posteriores a los brotes de enfermedades virales similares, SARS y MERS, así como a una gran industria farmacéutica y de telecomunicaciones y tecnologías de avanzada. Sin estas capacidades productivas instaladas, difícilmente podrían haber llevado a cabo tal estrategia para controlar la epidemia y con limitaciones menores sobre la actividad social y económica de Daegu. En cambio, en otras ciudades con capacidades materiales mayores, pero con menor capacidad tecnológica y una distribución poblacional más vulnerable, el efecto negativo de las medias draconianas ha sido aún mayor. En la región de Lombardía, Italia, una zona bien conectada y con población de medios y altos ingresos, así como con un buen sistema de salud pública, el virus ha generado una tragedia mayor.
LA CONDICION ETARIA:
El contexto social es importante: más de 20 % de la población en Italia es mayor de 60 años y muchos conviven cotidianamente con jóvenes o viven con ellos.
A diferencia de lo sucedido en China que cuenta con altos controles de movimiento, la filtración del anuncio del cierre de la región y de la actividad en las ciudades más importantes, como Milán, provocó una ola de fugas de personas a otras partes de Italia. Buscaban “escapar” de estas restricciones, en algunos casos rumbo a casas de sus familias. Esto pudo haber resultado un mayor esparcimiento de la enfermedad y generar un incremento dramático de los fallecimientos. Entre otras causas, fue esta situación socio demográfica la que explica el alto impacto de la enfermedad en dicha región.
Estos ejemplos, solo pretenden señalar que los efectos de la pandemia, variarán en cada ciudad y que no resulta tan fácil trasladar las políticas públicas de una latitud a otra, sin la posibilidad de causar, incluso, un mayor daño. Considerar que de la noche a la mañana y sin sus capacidades materiales y tecnológicas es posible aplicar en una estrategia similar a la sudcoreana con exámenes masivos es, sin duda, iluso. No quiere decir que no sea deseable hacerlo, pero material e institucionalmente se requiere un mediano plazo solo para construir esas capacidades. Del mismo modo, la idea de cerrar ciudades enteras y detener todas las actividades mediante la fuerza pública puede no cumplirse o acarrear consecuencias indeseadas sin un Estado que pueda mantener la alimentación, el techo y la salud de todos sus habitantes, para que no salgan de casa. Especialmente porque mucho del empleo informal y de bajos ingresos depende de la interacción social de cercanía y, sin ella, se perderían sus ingresos diarios necesarios para vivir.
Si se decreta el cierre pero no se cumple, esto puede dificultar otras acciones para controlar la epidemia. Y si sí se cumple, pero en esa situación de precariedad, claramente esto puede llevar a que la gente sufra, exacerbándose problemas de violencia doméstica o por falta de bienes mínimos para vivir, como alimentos. Incluso, un cierre muy largo sin capacidades de dotar a la población de los mínimos vitales, podría generar desobediencia civil y posibles brotes de violencia social, lo que rompería todas las medidas para controlar la epidemia.
Lo anterior pareciera sugerir que se debe elegir entre el control total de la epidemia o permitir cierta actividad económica con el fin de mantener la paz social. Sin embargo, esto es un falso dilema, dado que existen herramientas de política pública, no dirigidas a enfrentar directamente la epidemia, pero que sí pueden aliviar sus efectos sociales y económicos. Entre las posibles medidas a considerar se encuentran el congelamiento o moratoria de rentas de vivienda y de comercios pequeños; la prohibición de desalojos; el establecimiento de un ingreso universal mínimo de emergencia; la provisión de refugio para las personas sin techo y alimentos para quién más lo necesite; atención médica y alimenticia gratuita a los enfermos, entre otras.
Estas medidas están claramente dirigidas a la población trabajadora formal e informal, a los pequeños negocios —muchos de ellos de auto empleo—, así como a la población más vulnerable.  Esto puede requerir posponer proyectos, recortar programas o recurrir a financiamiento fuera del presupuesto en diversas ciudades por algunos meses, pero la emergencia demanda el regreso de las políticas de un estado de bienestar.
EN NUESTRO PAÍS:
En la Argentina, la pandemia de coronavirus es la segunda en lo que va del siglo XXI, ya que la primera fue la gripe A, en junio de 2009, causada por una variante del Influenza virus A (subtipo H1N1). Originalmente se la llamó gripe porcina, pero la OMS decidió denominarla H1N1.
​En agosto de 2010 se anunció su fin y tuvo una mortalidad baja, en contraste con la amplia distribución del virus, causando unas 19.000 víctimas fatales. En Argentina hubo 626 muertos.
Nuestro país no estuvo ajena a padecer estos estragos, ya que, desde su fundación, en 1.580, la ciudad de Buenos Aires sufrió periódicamente devastadoras epidemias que la prensa llamaba “pestes”. La viruela y el tifus fueron las que más azotaron a la población del Río de la Plata, potenciadas con el tráfico de esclavos que trajo consigo la peste bubónica y el cólera durante el siglo XVIII.
Pero la epidemia que marcó un antes y un después fue la de la fiebre amarilla en Buenos Aires (transmitida por mosquitos infectados, generalmente del género Aedes, los mismos que transmiten los virus del dengue, zika y chikungunya), especialmente en 1870 y 1871. Hubo días en los que en la ciudad murieron más de 500 personas, con un total aproximado de 14.000 muertos.
En 1956, se produjo la mayor epidemia de poliomielitis o polio en la Argentina, con 6.496 casos notificados de una enfermedad que causaba la muerte o dejaba una severa discapacidad. La investigación científica y la innovación farmacéutica también pudieron torcer el curso de esta enfermedad, que hoy va camino a ser la segunda erradicada en el mundo luego de la viruela.
IMPACTO EN EL MUNDO LABORAL
EL Observatorio de la OIT – segunda edición: El COVID-19 y el mundo del trabajo Estimaciones actualizadas y análisis 7 de abril de 2020
Desde el primer comunicado de la OIT, la pandemia ocasionada por el COVID-19 se ha acelerado aún más en términos de intensidad y ampliación de su alcance a nivel mundial. Las medidas de paralización total o parcial ya afectan a casi 2700 millones de trabajadores, es decir: a alrededor del 81 %  de la fuerza de trabajo mundial. En la situación actual, las empresas de diversos sectores económicos, en especial las empresas más pequeñas, se enfrentan a pérdidas catastróficas que amenazan su funcionamiento y solvencia, y millones de trabajadores están expuestos a la pérdida de ingresos y al despido.
 Las consecuencias para las actividades generadoras de ingresos son especialmente graves para aquellos trabajadores de la economía informal que carecen de protección.
 En muchos países ya ha comenzado una contracción del empleo a gran escala (en muchos casos, sin precedentes).  Las nuevas estimaciones mundiales de la OIT apuntan a que en el segundo trimestre de 2020 habrá una reducción del empleo de alrededor del 6,7%, el equivalente a 195 millones de trabajadores a tiempo completo.  El recuento final de las pérdidas anuales de puestos de trabajo en 2020 dependerá fundamentalmente de la evolución de la pandemia y de las medidas que se adopten para mitigar sus repercusiones. Por ello, la OIT seguirá vigilando la situación y actualizará sistemáticamente la estimación de las horas que se han perdido y la pérdida de empleo equivalente.
 La mayor parte de las pérdidas de empleo y la disminución de las horas de trabajo se producirán en los sectores más afectados. La OIT estima que 1250 millones de trabajadores, esto es, el 38 % de la población activa mundial, están empleados en sectores que hoy afrontan una grave caída de la producción y un alto riesgo de desplazamiento de la fuerza de trabajo. Entre los sectores clave figuran el comercio al por menor, los servicios de alojamiento y de servicio de comidas y las industrias manufactureras, el Turismo y Transporte.
Según las estimaciones de la OIT, en las últimas semanas ha habido un rápido aumento de los cierres de lugares de trabajo, y el 81% de la fuerza de trabajo mundial vive en países donde se ha producido la llegada del virus.
Con esta masiva perturbación económica, la crisis por el COVID-19 está afectando a los 3.300 millones de integrantes de la población activa.
LA SALUD DEL TRABAJADOR
 Quienes siguen trabajando en espacios públicos, en particular los trabajadores de la salud, están expuestos a importantes riesgos sanitarios y económicos. En este sector, destaca el porcentaje de mujeres.  Independientemente del lugar del mundo o el sector de que se trate, la crisis está teniendo repercusiones dramáticas en la fuerza de trabajo mundial.
 Las respuestas desde el ámbito político, deben centrarse en la prestación de alivio inmediato a los trabajadores y las empresas, a fin de salvaguardar los medios de subsistencia y las empresas económicamente viables, en particular de los sectores más afectados y en los países en desarrollo, asegurando así las condiciones para una pronta recuperación con alto coeficiente de empleo, una vez la pandemia haya sido controlada.
Para la OIT, las respuestas políticas ante la crisis deben enfocarse en dos objetivos inmediatos. En primer lugar, es necesario asegurar la salud de los trabajadores, los empleadores y sus familias.
El segundo objetivo, deben ser las acciones coordinadas, rápidas y de gran escala para estimular la asistencia económica, tanto respecto a la demanda como a la oferta y sostener los empleos, las condiciones de trabajo y los ingresos de los trabajadores.  
La oficina Argentina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), advirtió recientemente, por el impacto de la crisis sanitaria en el mercado laboral argentino. “Mujeres, trabajadores informales y monotributistas, entre otros, enfrentan mayores riesgos de perder su empleo y de sufrir el deterioro en la calidad de sus condiciones laborales”, asegura el informe elaborado por los especialistas Christopher Ernst y Elva López Mourelo.
El organismo destacó la reacción del país ante la pandemia al celebrar el anuncio de refuerzos en los programas sociales, como la Asignación Universal por Hijo.
Al igual que en todo el mundo, la crisis provocada por la pandemia del covid-19, tendrá un fuerte impacto en el mercado de trabajo de Argentina. La cantidad y la calidad de los empleos se encuentran amenazadas, con consecuencias más significativas para loa trabajadores que están en una situación de mayor vulnerabilidad”, sentenció. “Las políticas de aislamiento como respuesta a la crisis sanitaria –que fueron tomadas por el gobierno argentino y por otras naciones con las que mantiene vínculos comerciales-, tuvieron como resultado el actual freno de gran parte de actividades profesionales”, advierte la OIT. Se adelanta que la actividad seguirá en caída las próximas semanas. La OIT destacó el problema de los trabajadores que realizan tareas de cuidado en los hogares, donde se incluyen a las trabajadores domésticas. Este segmento de la población abarca a más de un millón de personas en el país y mayoritariamente son mujeres. “El 75 % de las trabajadoras domésticas en Argentina no están registradas, lo que limita su acceso a derechos laborales como la obra social, la licencia por enfermedad y otros mecanismos de protección social, especialmente necesarios en esta crisis sanitaria”, planteó la entidad dependiente de las Naciones Unidas.
La vulnerabilidad de las mujeres se registra en varios frentes. “No sólo están representadas en las ocupaciones a cargo de atender a las víctimas de la pandemia (principalmente en tareas de enfermería), sino que tienen también mayor presencia en los sectores más afectados por las restricciones y el aislamiento social como el comercio, turismo y hotelería, entre otros”. Por ejemplo, las mujeres representan el 44% de los trabajadores en el sector de hoteles y restaurantes del país.
Los trabajadores informales, son otro de los rubros más vulnerables ante el estallido de la crisis sanitaria. “En general se verán especialmente afectados por las consecuencias del Covid-19, ya que normalmente se desempeñan en ocupaciones incompatibles con el trabajo a distancia”, explicó la OIT. Agregó que los trabajadores informales, no cuentan con mecanismos de protección que les brinden un ingreso mientras dura la cuarentena.
El grupo de trabajadores independientes, monotributistas y trabajadores de plataformas, también se cuentan entre los más vulnerables. “No están cubiertos por un seguro de desempleo u otras protecciones esenciales, como la cobertura por enfermedad profesional que les otorgaría un ingreso durante el periodo que no pueden trabajar”.
El documento de la OIT planteó además, que sectores de la construcción y la industria manufacturera, son otros segmentos que recibirán un fuerte impacto. Puntualmente, advirtió por las consecuencias en trabajadores de micro y pequeñas empresas, que se encuentran muy expuestas a la crisis económica.
Gran parte de la población ocupada en Argentina, trabaja en Pymes ó por cuenta propia. En las unidades con menos de cinco empleados, 7 de cada 10 personas, trabajan en la informalidad”, detalló.
 EN FORMOSA:
Si el paraíso estuviera en la tierra, el lugar seria Formosa”, así describió Fontana  su misiva al informar sobre las característica del lugar elegido para el asiento de la  nueva ciudad.
Entiendo que El gobierno de Formosa, tomó y sigue adoptando las medidas adecuadas para la protección sanitaria de toda la población, acentuándose la labor de los efectores de salud, tanto pública como privada y en los sectores de servicios públicos esenciales Está claro que política de gestión planificada, que desarrolla el Gobierno Provincial, permite la toma de decisiones que operativamente resultan positivas ante un evento de la naturaleza que  hoy afecta al mundo.
De ahí surge el estado que se refleja en los informes provinciales y nacionales de la situación  sanitaria de nuestra provincia, siendo la nota sobresaliente el  de no registrar ningún caso concreto de afectado por CORONAVIRUS.
Lo que también hay que remarcar que el esfuerzo del estado, está siendo acompañado en forma  responsable por la gran mayoría de la población, respetando las decisiones y  orientaciones que se transmiten para que podamos protegernos todos/das. No olvidemos que en forma simultánea  y con anterioridad a la PANDEMIA,  en Formosa estamos confrontando fuertemente contra el DENGUE, otra situación que afecta a la población formoseña y pone en riesgo la salud.
En cuanto a la cuestión laboral, los efectos la cuarentena también  impactan fuertemente en los sectores de la producción  y servicio, en particular a los de la rama de Gastronomía, Turismo, transporte, concesionarias, inmobiliarias,  como así a los profesionales independientes, cuentapropista  y  las pequeñas y medianas empresas. El sector privado está muy afectado, y ayer escuchaba a un empresario de la rama automotriz, decir que estaba muy condicionado para  sostener el plantel de 39 empleados con que cuenta, a raíz de la inactividad derivada de la cuarentena. Esa situación se replica y pone en riesgo miles puestos de trabajo en el segmento privado. Un hecho positivo lo constituye la reciente convocatoria del Consejo Económico de Emergencia, presidido esta vez por el Ministro de Economía, Hacienda y Finanzas Dr. Jorge Oscar Ibáñez,  ámbito en cual se consensuaran medidas orientadas a incentivar la economía y la producción.
Y aquí quiero rescatar y señalar, las decisiones tomadas por el Presidente  Alberto Fernández en materia social,  para brindar cobertura a miles de trabajadores y también las que se están tomando, para la preservación del trabajo apoyando a las Pymes.
También hay que rescatar el sostenimiento de la Estabilidad Laboral  tanto en la Administración  Pública Nacional, como en la provincia de Formosa, donde a pesar de las condiciones de emergencia el  Gobierno cumplió con el cronograma de pagos y la efectivizarían del incremento del 15% para todos los trabajadores  activos y con alcances a los pasivos y pensionados de la Caja de Previsión  Social. Creo que los trabajadores estatales provinciales, debemos  reflexionar  también sobre la vigencia de estos derechos, y reconocer una decisión política que transmite tranquilidad  a los hogares de cada familia estatal, y por ello reafirmar nuestro compromiso de trabajar con mayor responsabilidad y solidaridad con la comunidad toda.
Y a riesgo de ser repetitivo, expresar la necesidad de que nos cuidemos entre todos, respetando las directivas de los organismos nacionales y provinciales, acerca del cumplimiento del lapso y condiciones de la cuarentena. Ello nos permitirá evitar caer en la una suerte de  Sisifomania, y  la consecuencia del estigma que tuvo que sobrellevar por la furia los Dioses. (Camus, Albert. El mito de Sísifo).
Por último me permito compartir las expresiones del  Papa Francisco, en la parte de su alocución al dirigirse a la Dirigencia Política, Económica y Social de todo el mundo:
 “…Que no se pierda la ocasión para demostrar, una vez más, la solidaridad, incluso recurriendo a soluciones innovadoras”. Y precisó: “Es la única alternativa al egoísmo de los intereses particulares y a la tentación de volver al pasado, con el riesgo de poner a dura prueba la convivencia pacífica y el desarrollo de las próximas generaciones”. “Este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace excepción de personas”.
          *Lic. en Historia. Sec. Adjunto  UPCN, Formosa.

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