Vanina Judith
Rojas, entrerriana de nacimiento, y formoseña por adopción, es Profesora de
Enseñanza Media en Letras, y se desempeña en el sistema educativo provincial.
Además de su labor educativa, Vanina J. Rojas, es escritora, poetisa. Lo
expresó desde muy jovencita. Recordamos en los años 90´, cuando no sólo
publicaba sus poesías en el Suplemento Cultural, del diario La Mañana, de esta ciudad de Formosa,
sino que también formó parte del grupo de jóvenes escritores Crisol de almas, junto a otros jóvenes:
Luis Medina Lazar, Rodrigo H. Rojas, Natalia Cuevas, Isaac Rojas, Flavia
Latina, entre otrxs, que coincidieron con aquel periodo cultural de Formosa,
fértil, para las letras jóvenes. Aquellos integrantes, hoy se expresan con nuevos
saberes y experticias, siendo Profesores de Letras, de Arte, dramaturgos, y
otras actividades.
Vanina J.
Rojas, también, participó en concursos literarios, obteniendo por ejemplo una
mención de la Fundación Givré. Otro
galardón fue en la V Fiesta de Literatura
Juvenil Entrerriana, que supo de sus cualidades poéticas, y le otorgó el
Segundo Premio. Además, formó parte de diversas antologías literarias, como Jóvenes Creadores, y La Tierra Fértil.
En el pasado
año 2019, publicó su primer libro de poesía, Espejos, el cual fue presentado en el mes de Septiembre, en la Feria del Libro de Formosa. Constituye Espejos, una obra de notable calidad
poética. Tomamos de dicho texto, algunas de sus poesías, que la autora nos
acercó. Hoy presentamos Misión del poeta.
MISIÓN DEL POETA,
por VANINA JUDITH ROJAS
Muchas veces
me pregunto qué misión
pregonamos los
que andamos por la vida
escribiéndole
al dolor, a la soledad,
a la guerra,
a la paz y a la vigilia.
Qué difícil
es saber qué es lo que sienten
los que leen
las poesías de estas almas,
y el anhelo
más deseado es que a alguien
le calme el
dolor de alguna llaga.
O tal vez lo
salve del oscuro laberinto
que encarceló
en algún momento la esperanza.
Muchas veces
me pregunto si cumplimos
si salvar o
rescatar es nuestra hazaña.
Para quien el
mundo mira desde abajo
nuestra
misión ha de ser: ponerle alas.
Me pregunto
si salvé o me he salvado,
si el mensaje
se hizo luz o cruel espada,
si este caos
de la vida que me inspira
se ofreció a
tu silencio como llama.
Me pregunto
si el encuentro tuvo frutos,
si algún
verso de amor se hizo tu almohada,
si vibró con
tu historia justifica
“la misión de
rescatar el sol que guardas”.