La mágica esperanza anuncia un día
en que sobre la roca de armonía
expirará la pérfida sirena.
¡Esperad, esperemos todavía!
Rubén Darío
Años como moños
añaden ñoñerías
a las mañas de la época,
nos queda ahora
la paciente esperanza
como una luz de agua
entre las manos en cuenco
para retener en la humedad
insolente de los días,
en la adversidad
o en el amargo fervor
de hallar un atajo
donde dar el próximo paso.
No hay mucho más
y la escasa esperanza
puede ser más ancha
porque lleva la medida
exacta de tu sonrisa,
que es en este instante
la que da los augurios.
Barracas, 18 de diciembre de 2020
*Poeta, periodista, historiador
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