El
poeta argentino Juan Gelman, cumpliría hoy 90 años. Se desempeñó como
periodista, traductor y también militante política en el campo nacional y
popular. Nació en Capital Federal, en 1930, el 3 de Mayo. Sus estudios
secundarios los hizo en el Colegio Nacional Buenos Aires. Se exilió durante la
dictadura cívico-militar de Videla, y su residencia final fue en México, aunque
regresaba a Buenos Aires, periódicamente.
Gelman
es considerado uno de los más importantes poetas de habla hispana. Recibió
numerosos premios, el Boris Vian en
1987; el Premio Nacional de Poesía
argentina en 1997; el Literatura
Latinoamericana Juan Rulfo en 2000; el Premio
Reina Sofía de Poesía Iberoamaericana en 2005, entre otros. Pero el mayor,
fue el Premio Cervantes, en 2007, el
más prestigioso en literatura de habla hispana.
Su obra es numerosa. Entre los más destacados libros, se pueden mencionar Violín y otras cuestiones en 1956; Cólera Buey en 1965; Los poemas de Sidney West en 1969; Fábulas en 1971; Interrupciones en 1986; Incompletamente en 1997; Valer la pena en 2001; Mundar en 2007, y Hoy en 2013. Su poesía ha sido traducida el inglés, francés, italiano, alemán, holandés, sueco, checo, turco, japonés, chino y portugués.
Su obra es numerosa. Entre los más destacados libros, se pueden mencionar Violín y otras cuestiones en 1956; Cólera Buey en 1965; Los poemas de Sidney West en 1969; Fábulas en 1971; Interrupciones en 1986; Incompletamente en 1997; Valer la pena en 2001; Mundar en 2007, y Hoy en 2013. Su poesía ha sido traducida el inglés, francés, italiano, alemán, holandés, sueco, checo, turco, japonés, chino y portugués.
Reproducimos
dos poemas de Juan Gelman.
ARTE POÉTICA
Entre tantos
oficios ejerzo éste que no es mío,
como un amo
implacable
me obliga a
trabajar de día, de noche,
con dolor,
con amor,
bajo la
lluvia, en la catástrofe,
cuando se
abren los brazos de la ternura o del alma,
cuando la
enfermedad hunde las manos.
A este oficio
me obligan los dolores ajenos,
las lágrimas,
los pañuelos saludadores,
las promesas
en medio del otoño o del fuego,
los besos del
encuentro, los besos del adiós,
todo me
obliga a trabajar con las palabras, con la
sangre.
Nunca fui el
dueño de mis cenizas, mis versos,
rostros
oscuros los escriben como tirar contra la muerte.
(De “Gotán”, 1962)
LA EXTRANJERA
La extranjera
no sabe
que mi sangre
es su casa, que
todo pájaro
suyo
sólo ahí
puede cantar y abrir
alas de su
verano y se alza
como una sed
de mundo
que no se
puede apagar.
El pájaro
encendido cuida
los huecos de
la pérdida como
joyas que
fueron sin remedio.
Canta allí,
loco de luz, no renuncia
a sus
monstruos.
La hora de
los dioses
junta los
pies y ese camino
en llamas.
(De “Mundar”, 2007)
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