“Hubo cabildo
abierto, y de allí surgió una Junta en la que Baltasar Hidalgo de Cisneros
conservaba su autoridad en condición de presidente, y formada esencialmente por
el grupo carlotista (1) y el militar. Sabemos que esa Junta no anduvo. Hay
razones para creer que don Martín de Álzaga echó de lleno sus fuerzas contra
ella, logrando su inviabilidad, y la imposibilidad absoluta de que Cisneros
siguiera en el poder de ningún modo. Y es más que indudable que hubo febriles
negociaciones entre los tres partidos que al cabo convergieron en la
Revolución. Lo demuestra el perfecto equilibrio de la Primera Junta, único
organismo gubernativo aceptado por todos los sectores en presencia: a la
presidencia fue Cornelio de Saavedra, jefe del partido militar, comandante de
las tropas y de gran prestigio popular. A su lado, dos secretarios: uno
carlotista, Juan José Paso, y otro alzaguista (2), Mariano Moreno, que también
fuera secretario de la frustrada junta del 1° de enero de 1809. Las vocalías se
distribuyeron de la misma y salomónica
manera, pues a los alzaguistas Juan Larrea y Domingo Matheu, se sumaron los
carlotistas Juan José Castelli y Manuel Belgrano. En cuanto a Azcuénaga,
también era jefe militar, y el presbítero Alberti habría sido sumado en
representación del clero. Tamaño equilibrio no pudo ser consecuencia de la
casualidad ni de influencias extrañas al medio porteño, sino de un avenimiento
de partidos. Pero eso es otra historia.”
Mariano Moreno
*De la obra La brevas maduras (1804-1810). (1977).
Buenos Aires. Ed. La Bastilla.
(1) Un grupo de actores políticos de la época
(Antonio Berutti, Manuel Belgrano, Nicolás Rodríguez Peña, Miguel M. de
Villegas, Hipólito Vieytes, Juan José Castelli), que cuestionó la legitimidad
de la Junta Suprema de Sevilla; se oponía a la formación de Juntas similares en
América. Apoyaban entonces, la asunción de la Princesa Carlota Joaquina, como
contrapartida de quienes apoyaban a los españoles de la Junta (ver Memorias, de
Manuel Belgrano).
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