Jean
Paul Sartre es uno de los más destacados filósofos de la historia de la
disciplina. Hoy se cumplen 40 años de su fallecimiento, lo cual impidió que su
producción continuara alimentando las conciencias, las emociones y la enjundia
militante de miles ó millones de jóvenes del siglo XX.
La
obra de Sartre es voluminosa, ciertamente profunda y de lectura inabarcable. Los
géneros en donde ubicaba su discurso, también han sido diversos; la filosofía,
el teatro, la ficción, y el ensayo, han vehiculizado sus temas. Durante la Segunda
Guerra Mundial, publicó El ser y la nada,
lo que otorgaba cuestionamiento a tanta muerte humana. La centralidad como
conceptos, estuvo por ejemplo en la conciencia,
que es lo que da sentido al mundo, a las cosas, y la existencia misma, según
Sartre, es decir, las cosas existen en la realidad por sí mismas, pero es la
conciencia, la que les da un significado, que puede ser fundamental ó relativo.
Por ejemplo, hoy por hoy, 15 de abril de 2020, existen personas fallecidas en
todo el mundo, como consecuencia de la pandemia causada por el virus covid-19.
Sin embargo, la preocupación no es la misma para todos. Algunos presidentes de
países, como Alberto Fernández, de nuestro país, estiman qué es importante
evitar que exista una alta cantidad de muertes. Por el contrario, a otros
presidentes como el de Chile (contabiliza los fallecidos como recuperados), ó
el de Ecuador (no ejecuta acciones positivas con los fallecidos en las calles
de Guayaquil), no les parece significativo, que exista tan alta cantidad de
muertes. Entonces la conciencia,
según Sartre, confiere sentido a las cosas, otorgándoles las perspectivas de
valor, y los fines que se propone.
El
concepto de libertad, fue también
sustancial para Sartre. Sostenía que el ser humano es absolutamente libre.
Estamos condenados a ser libres. Sin embargo, ante el cúmulo de
condicionamientos que se nos presenta a los individuos, podríamos poner en
cuestión esta afirmación. Sartre, planteó que los condicionamientos que se nos
aparecen, se relacionan con que el propio individuo, que crea dichos
condicionamientos, y la forma de superarlos. Por ejemplo, existe la clase
obrera, que junto al capital, crean las riquezas de una sociedad, y en cuya
distribución, sólo le toca la pobreza, y condicionamientos económicos. Sin
embargo, se puede asumir la condición de obrero ó de vulnerabilidad económica,
de diferentes maneras: una, es la de aceptar resignadamente su condición, y por
lo tanto, vivir como se pueda; otra, la de asumir la condición de clase y
asalariado como una humillación, y por lo tanto, rebelarse contra dicha
situación, será la tarea. La libertad del individuo, se encuentra presente en
ambas opciones. En cualquier condición en que desempeñemos nuestra misión como
individuos, nos encontraremos realizando actos, acciones, en pos de algún
objetivo. Esas acciones, estarán indudablemente, teñidas de aquella condición
de clase, cualquiera sea ella. Y nos “arrastrará”, a lo largo de nuestras vidas,
a crear una esencia propia, la cual estará conformada por temperamentos de
valentía, cobardía, sumisión, mezquindad, moral, o generosidad, entre otros. Sartre
alude a diferentes implicaciones, vinculadas a la libertad: la responsabilidad,
la angustia, el compromiso, la mala fe, y la autenticidad. Estos son apenas un
trazo, de nociones presentes en su obra, entre ellas El ser y la nada.
Durante
su vida, Sartre realizó militancia política, ideológica y literaria. Por supuesto,
que la conciencia y la libertad estaban presentes. En 1971, por ejemplo, ante
el encarcelamiento del poeta cubano Heberto Padilla, quien publicara en 1968,
su libro Fuera del juego, Sartre,
Simone De Beauvoir, y muchos otros intelectuales de todo el mundo, publicaron
una solicitada crítica, contra el gobierno de Fidel Castro. Al margen, de que
Padilla fuera contrarrevolucionario ó no, Sartre defendió la libertad de
escribir, la de expresarse, y de puesta
en común, su pensamiento, aunque en ese momento haya sido acusado de stalinista.
Hoy
podemos afirmar que los cuarenta años sin Jean Paul Sartre, son muchísimos. No,
por la cantidad de tiempo transcurrido, sino por el inmenso y profundo vacío
que dejó en la filosofía, la literatura, el ensayo, y en el modelo ético
político, y semiológico, que produjo como legado al mundo de todas las verdades,
y especialmente de todas las conciencias y libertades.
JDC
Formosa, 15
de Abril de 2020.